Magdalena Perelló, Anke Sevenster, Ana Maria Parets, Pedro Oliver, Susi Fernández y Pitina Mateu. | Eugenia Planas

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El espacio cultural de la sala capitular de La Cartuja se vio abarrotado de artistas, amigos y familiares de Pedro Oliver que exponía Neverislanders , una muestra de sus obras que son, al fin y al cabo, reflexiones metafóricas sobre algunas de sus preocupaciones habituales, como la corrupción en Mallorca, su isla natal. Lo hace desde una perspectiva de mayor intensidad poética. Oliver lleva al límite la conjunción de las posibilidades del lenguaje pictórico con el carácter alusivo de sus constantes iconos. Los negros, blancos, rojos, verdes y ocres se repiten paulatinamente, formando figuras y símbolos, poesía visual con iconos alusivos a un temperamento disconforme con la realidad que le circunda. Lourdes Sampol fue la comisaria de una exposición que no dejó a nadie indiferente.