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Los principales grupos editores en lengua española anunciaron esta semana la creación de la plataforma Libranda, que comenzará a vender libros digitales a través de las páginas web de las librerías, a partir del próximo 15 de julio, con un lanzamiento de 2.000 títulos que podrían alcanzar los 10.000 a finales de año. Los editores de la Isla han reaccionado de manera positiva a esta nueva agrupación y confían en la sana convivencia del formato digital y el de papel.
Miquel Ferrer, president del Gremi de Editors de Mallorca, considera que la idea «en principio me parece bien» y que «la plataforma podría haber incluido a las pequeñas editoriales». Sobre el auge de las ediciones digitales, Ferrer subrayó que «aunque nos pueda llegar a afectar, se trata de una oportunidad que no hay que desaprovechar».
Por su parte, Lleonard Muntaner, editor y secretario del Gremi de Editors, confiesa que «me parece una medida extraordinaria, aunque nuestra editorial está en otra órbita, somos pequeñísimos y más bien vocacionales, y claro, no podemos competir contra las grandes multinacionales» aunque en el caso de Libranda la mayoría de los lanzamientos serán best-sellers de calidad. Esto no preocupa a Muntaner ya que «ofrecemos libros minoritarios y de calidad». El editor también destaca el posible «encarecimiento del papel por el incremento de libros digitales, lo que podría ser positivo para nosotros».
Miquel Font, de la editorial del mismo nombre, prefiere dar un poco de tiempo a un formato que todavía considera que «está un poco verde, hay que ver como avanza el mercado». A pesar de ello, el editor valora que: «Todo lo que sea vender libros me parece una buena idea, desde Miquel Font Editors todavía no trabajamos con el libro electrónico, pero no descartamos hacerlo en el futuro».
Piratería
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la piratería, que tanto ha afectado al sector musical en los últimos años. En el último estudio de la Coalición de Creadores e Industrias de Contenidos se reveló que el 95.6 por ciento de las descargas digitales de música en España son ilegales, siendo la cifra mucho menor en cuanto a la lectura electrónica, que se queda en un 19.7 por ciento. Desde el Gall Editors, Gracià Sánchez explica que «no me gustaría que pasase lo mismo que con la música, por lo que se tendrían que tomar medidas, limitar copias o archivos para evitar la piratería, si no lo hacen posiblemente pase lo mismo».
En lo que sí coinciden es en que la edición no hará desaparecer al papel, sino todo lo contrario, considerando que se podría dar una «sana convivencia» entre ambos formatos, y recuerdan un acontecimiento parecido, como fue «el lanzamiento de los libros de bolsillo, que, a pesar de su éxito, no acabó con el formato original», subraya Sánchez.