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AUTOCID FORD BURGOS 57
VIVEMENORCA 76

AUTOCID FORD BURGOS (12+15+17+13): Lorant (9), Morley (8), Gómez (4), Martínez (4), Corrales (3) -cinco inicial- Blair (8), Miguel (4), Anagonye (12), Castro (5), Cabot (0).
21 de 53 en tiros de dos; 3 de 14 en tiros de tres y 6 de 9 en tiros libres. 39 rebotes (20 defensivos). 22 faltas personales cometidas.
VIVEMENORCA (19+17+32+8): Ciorciari (10), Umeh (20), Victor (8), Torres (18), Otegui (4) -cinco inicial- Montañana (6), Sabaté (0), Guzmán (6), Fernández (4), Sánchez (0) y Llull (0).
22 de 40 en tiros de dos; 5 de 14 en tiros de tres y 17 de 24 en tiros libres. 29 rebotes (21 defensivos). 18 faltas personales cometidas.
Àrbitros: Morales Ruiz y Calatrava Cuevas. Sin eliminados.
Recuperó el trecho más difícil el Vivemenorca para restablecer el equilibrio en la serie (2-2), prolongar ésta a la disputa del quinto duelo, que además albergará su particular búnker, Bintaufa, y lo hizo desgranando una de las más grandes exhibiciones que a este histórico equipo se le recuerda. Comandó Ciorciari, colaboró Guzmán, se pegó lo que la coyuntura precisó en la zona Caio Torres (también Montañana y Cuthbert), y emergió Umeh para en el tercer cuarto dibujar una demostración individual que significó el definitivo acelerón al triunfo. La extraordinaria migración al hierro del nigeriano en el interludio posterior al descanso, convirtiendo 16 puntos con sobrenaturales porcentajes, guió al grupo isleño hacia una descomunal ventaja que rozó los +30 y aseguró una victoria tan valiosa y trascendente como meritoria.
Era un partido terminal y el ViveMenorca respondió con grandiosidad, todo bajo el liderazgo de su entrenador, Paco Olmos, que se zampó a su colega Andreu Casadevall diseñando una magnífica realidad de partido para rédito menorquín. Match ball salvado y con una autoridad inimaginable. Lógicamente, la piedra angular y razón de ser del equipo, la defensa, también destacó notablemente el grueso del juego. Al margen, el abismal 45 a 103 que reflejó la estadística de valoración concluido el partido denuncia la real distancia que existió en pista. Menorca corrigió errores que le condenaron en el anterior encuentro y encima se apresuró a elevar su baloncesto al cielo. La ACB localiza a sólo un triunfo.