Las tradiciones, o al menos algunas de ellas, no pierden intensidad con el paso de los años. La participación y la ilusión de la gente por ellas tiene siempre el mismo carácter y fuerza. El Dijous Bo es uno de los mejores exponentes de esto en Mallorca. La asistencia de público aumenta año tras año y los organizadores descubren nuevos aspectos que mejorar u otros que han de potenciarse. El de este año ha sido un Dijous Bo especial. Se estrenaba una nueva administración local y todos los vecinos tenían interés por ver cómo se defendían en el que es el acontecimiento más importante del año en la ciudad. Sin duda alguna la climatología jugó a favor y tanto el miércoles como el jueves fueron días espectaculares en lo que al tiempo se refiere.
Con una temperatura excelente y un cielo totalmente despejado, desde primeras horas de la mañana el día animaba a pasear y ver todo lo que la gran feria de Mallorca tenía que ofrecer. Poco a poco las calles se fueron llenando de gente que realizaban el recorrido por la feria, que este año presentaba algunas novedades y parecía estructurarse algo más claramente, sin duda en ese intento por remarcar el carácter payés de la fiesta que se quiere potenciar a partir de ahora. Pese a que desde hace casi un mes Inca había estado celebrando diversas fires con una temática más o menos marcada y que algunos de los puestos habían repetido en las cuatro citas, la atención de los visitantes seguía intacta. Muchísimas empresas aprovechan este día para captar nuevos clientes y dar a conocer sus servicios. Los globos de colores con los emblemas de estas empresas en manos de los pequeños es uno de los símbolos más divertidos de un día donde la actividad comercial se convierte en tradición y la mayor parte de las calles respiran un aire de fiesta. También es destacable el gran dispositivo de seguridad de esta edición, que garantizó que todo transcurriera sin problemas.
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