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-A mí no me pueden poner las esposas, porque a las chicas no se le ponen esposas, y a mí me da mucho miedo dormir en los calabozos
-Lo siento, pero a todos los detenidos hay que ponerles esposas y usted tiene que acompañarnos al cuartel debido a la tasa de alcoholemia que ha arrojado.
El diálogo lo mantuvieron una conductora que acababa de ser detenida por triplicar la tasa de alcoholemia y uno de los agentes de la Policía Local que procedió a su traslado al cuartel de Sant Ferran.
La situación se vivió en la madrugada de ayer, en el transcurso de un supercontrol de alcoholemia que montó la Policía Local de Palma en el Passeig Marítim, poco antes de Can Barbarà, en sentido a Portopí, y en el que llegaron a participar unos 40 agentes.
Inicialmente la intención era montar el dispositivo en ambos sentidos, pero no fue posible ya que fueron saliendo servicios a lo largo de toda la noche y los agentes se tuvieron que desplazar a varios de ellos. Así que el control se llevó a cabo en sentido a Portopí, entre las tres y las cinco de la madrugada, aproximadamente. Las sirenas de los vehículos se veían desde bastante distancia y muchas personas que habían bebido optaron por dejar aparcado su coche en el Marítim.
Los agentes interceptaron numerosos vehículos. Además de la joven detenida, otros tres conductores fueron sancionados por conducir con una tasa superior a la permitida, pero inferior a la penal.