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Un total de 714 personas fueron ejecutadas de forma legal en todo el mundo a lo largo de 2009, según un informe de Amnistía Internacional en el que no está incluido China, país que lleva a cabo la mayoría de las sentencias y que ha vuelto a negarse a hacer públicas las cifras exactas sobre su uso de la pena de muerte.
Irán, Irak, Arabia Saudí y Estados Unidos se llevan la palma, pese a lo cual la organización asegura que cada vez está más cerca la abolición total de la pena de muerte, un castigo que aún está vigente en 58 países.
En extinción
El informe, que estudia las condenas y las sentencias a muerte a lo largo de 2009, celebra que, al terminar el año, un total de 139 países habían derogado la pena de muerte en la ley o en la práctica y, de los 18 países que la mantienen, sólo una pequeña parte lo hace como manera de reprimir a la oposición política.
Al estudiar los casos de condenas y ejecuciones, AI señala que, en América, EEUU fue el único país que llevó a cabo ejecuciones en 2009, mientras que en el Àfrica subsahariana se produjeron en Botsuana y Sudán. En Asia, 2009 ha sido el primer año en el que no se han producido ejecuciones en Afganistán, Indonesia, Mongolia y Pakistán -que, no obstante, registra a 7.000 presos a la espera de ejecución, el número más elevado del mundo-.
En 2009, como en años anteriores, la mayoría de las ejecuciones se produjeron en dos regiones: Asia y Oriente Próximo y el norte de Àfrica.
Opacidad
La pena de muerte en países como China, Bielorrusia, Corea del Norte, Irán, Mongolia y Vietnam está envuelto en el secreto, asegura AI.
«Este hermetismo es insostenible, ya que si la pena capital es un acto de Estado legítimo, como afirman esos páises, no hay motivo para que su uso se oculte a la opinión pública y al escrutinio internacional», señala Amnistía Internacional.