Maria Carbonero, ayer en el Casal Solleric ante su obra 'Mi amigo italiano', de 1990. | Jaume Morey

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Rostros que te observan, otros que cierran los ojos, algunos que esconden la mirada. Primeros planos en blanco y negro y figuras que pasean por coloristas escenas de campo africano. La pintora Maria Carbonero, elegida Artista de l'Any por el Govern, repasa 25 años de trayectoria creativa en la exposición retrospectiva 1985-2010, que se inaugura hoy en el Casal Solleric de Palma. La muestra, que también incluye obra nueva entre las 48 piezas expuestas, se podrá visitar hasta el 23 de mayo.
La planta noble de Solleric recibe al visitante con una rareza: una obra del año 83 que Carbonero pintó en estilo abstracto, antes de optar por un estilo más figurativo que ha convertido sus obras en inconfundibles. Antes de comenzar a recrearse en el análisis de las facciones humanas, que «nos dicen muchas cosas». Ahora, revisando un cuarto de siglo de trabajo, la artista señala que «aunque a algunos les parezca que siempre pinto lo mismo», la exposición demuestra que «he seguido un proceso con un lenguaje propio. Más allá de los rostros y figuras, está la forma de pintar. La temática es, al fin y al cabo, la excusa para crear», resume.
«Los rostros que pinta Maria Carbonero no son estudios de personas, sino paisajes morales llenos de sensibilidad que van más allá de la representación», apuntaron ayer Guillem Frontera y Bel Font, comisarios de la exposición. Frontera destacó que el panorama artístico actual «sería inexplicable sin la aportación de la artista», que contribuyó a poner fin a la «tendencia a la rutina y a la repetición» que, salvo excepciones, dominaba en la Isla. En tal contexto, «Carbonero nos brindó parajes de gran fertilidad».