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Tras la primera semana de cierre del túnel de Sóller por las noches -de las 21 a las 7 horas- para reparar las goteras, el malestar entre los habitantes del municipio es general, y es que no es fácil tener que cambiar horarios, ya sean de trabajo o de ocio o condicionar los planes en función de encontrar el túnel abierto o cerrado, para evitar la pintoresca carretera del Coll.
La empresa concesionaria del túnel ha hecho oídos sordos a las peticiones del Ajuntament de Sóller para cerrar durante menos horas y que la cantidad de usuarios afectados fuera menor, y ya durante esta semana cada día han sido puntuales a la hora de poner las barreras a las 21 horas. Esto ha obligado a mucha gente a volver por la carretera del Coll, una vía que, si bien hasta hace trece años era la única para salir de la ciudad, junto a la carretera de Deià y Valldemossa, para aquellos no la conocen, como son los jóvenes que se han sacado el carné de conducir a partir de 1997, resulta «incómoda y peligrosa», como han expresado algunos encuestados.
Además, al preguntar entre los sollerics sobre cómo les afecta el cierre del túnel, nos hemos encontrado con unanimidad en las opiniones, y en gente de muy distinta condición, desde personal sanitario que se ven afectados cuando tienen que hacer turnos de tarde, a estudiantes o comerciantes que tienen su tienda en Sóller, pero que cada día deben ir a Palma antes de abrir para suministrar su negocio. También llama la atención que incluso aquellos a los que no les afecta el cierre del túnel directamente, opinan que el horario de cierre es «abusivo» y que éste debería reducirse, aunque ello supusiera un aumento de periodo de obras.
Ahora sólo queda esperar a que los dos meses y medio previstos para finalizar los trabajos del túnel pasen lo más rápido posible, especialmente para aquellos que cada día deberán pasar de noche por el Coll de Sóller, y que estos trabajos se lleven a cabo de la mejor manera posible para no tener que volver a padecer las molestas goteras.