Vista general de la primera reunión de la comisión gubernamental encargada de buscar acuerdos contra la crisis.

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El optimismo mostrado por el Gobierno en la primera jornada de negociación con los partidos para buscar un pacto contra la crisis chocó ayer con el escepticismo del PP, que, aunque asegura que piensa seguir hablando, ve «frustrante» la puesta en escena de esta convocatoria. Una vez explicaron todos los participantes en la cumbre anti-crisis sus opiniones sobre el encuentro, se dejó entrever que la rigidez de los partidos políticos atascó cualquier avance en la negociación.
Los tres ministros encargados de propiciar el pacto se reunieron durante tres horas con los representantes de todos los partidos con presencia parlamentaria en este primer encuentro multilateral, tras el cual todos salieron con la intención de continuar negociando, pero echaron en falta propuestas concretas del Ejecutivo y muchos expresaron sus dudas sobre la viabilidad del acuerdo. Por el contrario, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado, aseguró que el Ejecutivo «no contempla» la posibilidad de que no haya pacto e incluso apuntó que el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, está «absolutamente dispuesto» a reunirse con el líder del PP, Mariano Rajoy, si eso ayuda a concluir el acuerdo.
Salgado anunció que el número de empresas públicas se reducirá de manera «importante» para recortar el gasto de la Administración General del Estado y «ganar en eficiencia». El Ejecutivo, prometió la vicepresidenta segunda, estudiará «todas» las medidas que propongan las fuerzas políticas, y verá «todas las opciones» que se presenten con el «mayor ánimo de consenso».
El tono optimista de Salgado, que incluso valoró la disposición a hablar del PP pese a haber sido «ligeramente crítico» con la reunión, chocó minutos más tarde con el análisis del portavoz de Economía del principal partido de la oposición, Cristóbal Montoro. Montoro aseguró que su partido quiere dialogar, pero tuvo duros calificativos para esta primera reunión, que consideró un «concurso de ideas» promovido por un Gobierno «desconcertado».