Carlos González, ex candidato a propietario del Real Mallorca. | Joan Torres

TW
2

Carlos González podría enfrentarse a una pena de hasta 6 años de cárcel por un presunto delito de estafa procesal. El empresario tinerfeño afincado en Madrid, que durante el pasado verano negoció la compra del Mallorca, pudo haber manipulado documentos adjuntados en la demanda civil que presentó semanas atrás contra Mateu Alemany y en la que reclamaba una indemnización de 5 millones de euros por daños y perjuicios.
El abogado de Andratx, como avanzó Ultima Hora en su edición del miércoles, decidió mover pieza y su respuesta ha sido contundente. Alemany interpuso una querella criminal sustentada sobre un argumento demoledor: la demanda de González estaba contruída sobre documentos falsos y que habían sido protocolizados por el Bufete Buades.
El propietario del Grupo Ecco, en un comunicado remitido ayer a los medios de comunicación, responsabilizó a su propio equipo de abogados del delito de falsedad procesal en el que podría haber incurrido. De hecho, en su comunicado de prensa, González intenta justificarse tildando de «torpes» a los juristas que él mismo había contratado.
El que fuera aspirante a la presidencia del Real Madrid, asegura «desconocer las razones, en todo caso torpes, por las que dicho abogado ha incluido el documento en la demanda», y añade que «los desaciertos del abogado que ha redactado y documentado la demanda contra el señor Alemany, en modo alguno modifican el palmario incumplimiento de contrato de éste último».
En la querella criminal interpuesta por el actual propietario del Mallorca se adjunta una comparativa de las conversaciones vía email que habían mantenido los abogados del Bufete Buades y los de Legal File, que posteriormente fueron remitidas a un notario.
Mateu Alemany aporta además la curiosa propuesta para la adquisición de las acciones de la SAD balear elaborada por Quinton Fiance & Invest por encargo de Carlos González. El documento en cuestión, que aparece en esta página, revela que el tinerfeño planeaba comprar el Mallorca con dinero del propio club y financiar la operación a través de una sociedad domiciliada en las Islas Vírgenes. González quería aportar una garantía bancaria a favor del club y abrir una línea de crédito de unos 35 millones de euros a cambio de un interés inasumible. Con este préstamo pretendía pagar el paquete accionarial de Alemany.