El líder del PP, Mariano Rajoy, en presencia del portavoz del grupo popular en la Cámara Alta, Pío García Escudero. | Paco Campos

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El líder del PP, Mariano Rajoy, y dirigentes de su plana mayor, así como representantes de la cúpula socialista, han descartado de plano la posibilidad de que ambos partidos se unan en un Gobierno de concentración diseñado para superar la crisis. Fuera de esta discusión, surgida el lunes al conocerse que por tal medida abogan barones del PP como Pedro Sanz y Esperanza Aguirre, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, expresó su deseo de apurar «hasta el límite» el proceso de diálogo abierto con los partidos para conseguir un pacto contra la crisis.
Aunque el jefe del Ejecutivo riojano, Pedro Sanz, reiteró ayer que actualmente la mejor opción, dada la «debilidad» de Zapatero para salir de la situación económica, consiste en crear un Gobierno de concentración, y si no, según sus palabras, hay que convocar ya elecciones. Sanz, el lunes, se expresó así en el Comité Ejecutivo Nacional de su partido, y a su sugerencia se sumó la presidenta madrileña, pero ayer Rajoy descartó de plano esta posibilidad, así como que se haya debatido en el seno de su partido.
Ironías
Tal y como manifestó, más que sugerencias o propuestas, fueron «ironías», y así se interpretaron. El presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, remarcó esto mismo: «Yo, tal y como recibí la propuesta, me pareció más un comentario irónico que una propuesta».
En su opinión, «la clave» hoy para remediar la situación de la economía española no es la del Gobierno de coalición, sino la llegada de Rajoy a La Moncloa. Desde el PSOE las voces contrarias a un hipotético Gobierno de concentración también se escucharon, como la del portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso, quien acusó a Aguirre de «banalizar» algo «tan serio» como la política, o la de su homóloga en el Senado, Carmela Silva, para la que tal comentario es un «exabrupto» y «un chiste de mal gusto».