Antoni Serra, junto a los organizadores del acto, Sebastià Bennàssar y Miquel Vicens Escandell, justo antes de comenzar el homenaje. | Curro Viera

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La literatura como resistencia, así entiende Antoni Serra su actitud vital y profesional. No en vano tuvo la osadía, en los tiempos que corren, de esgrimir un cigarrillo, eso sí, apagado, como acto de rebeldía en mitad de un teatro. Genio y figura, el escritor, habitual colaborador de Ultima Hora, ataviado con sombrero y pajarita, recibió a regañadientes («No creo en homenajes») el reconocimiento de amigos y colegas el pasado sábado 29 en el Teatre Mar i Terra de manos de Sebastià Bennàssar y Miquel Vicens Escandell y con motivo de la presentación del libro Toni Serra. La ploma i el capell. Homenatge (El Gall, Editors, 2011). Ante una grada abarrotada, habló de literatura, de lengua, de cómo una sociedad normalizada no precisaría de actos como ese, ya que todo se desarrollaría con naturalidad. Pau Castanyer y Laia Martínez, que protagonizaron una pequeña lectura poética, encarnaron la nueva esperanza de las letras, a la que también se refirió el escritor.