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Los Príncipes de Asturias han recibido hoy en el Palacio de la Zarzuela a la periodista y escritora mexicana Lydia Cacho, distinguida con el primer Premio Internacional de Periodismo «Manu Leguineche», junto a una representación del jurado y los organizadores de este galardón.

Tras posar junto a todos ellos para los medios gráficos en el Salón de Audiencias de la Zarzuela, Don Felipe y Doña Letizia han tenido ocasión de conversar con Cacho sobre su trayectoria profesional y el contenido de su último libro, «Esclavas del poder», que aborda la explotación sexual de mujeres y niñas y su vinculación con las mafias en todo el mundo.

El Premio Internacional de Periodismo «Manu Leguineche», convocado conjuntamente por la Diputación de Guadalajara y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), reconoce la labor de periodistas o medios de comunicación que destaquen en la defensa de la libertad de expresión e información, el rigor, la ética y deontología profesional y la pluralidad.

El galardón, dotado con 20.000 euros y destinado a profesionales españoles o extranjeros con experiencia internacional, pretende honrar la figura y el trabajo de Manu Leguineche y reivindicar los principios que han estado presentes en el ejercicio profesional de este periodista vasco asentado en la localidad guadalajareña de Brihuega.

Leguineche no ha podido acudir a la Zarzuela por sus problemas de salud, pero ha estado representado por su hermana Rosa en esta audiencia, a la que ha asistido una veintena de miembros del jurado y de las dos organizaciones convocantes del premio, encabezados por la presidenta de la Diputación de Guadalajara, María Antonia Pérez-León, y la de la FAPE, Elsa González.

Lydia Cacho, que recibió el galardón el pasado viernes durante una ceremonia celebrada en Sigüenza (Guadalajara), nació en México en 1963 y ha resultado ganadora por su trabajo de investigación y denuncia de las violaciones de derechos humanos y explotación sexual de mujeres y niños.

El jurado ha valorado en ella su capacidad para ejercer el periodismo de forma valiente y decidida, así como su resistencia individual para enfrentarse a la violencia con riesgo de su vida por el hecho de informar.

Su libro «Esclavas del poder» fue resultado de cinco años de trabajo, en los que, para llevar a cabo su investigación, se vio obligada a disfrazarse de prostituta y de monja.