El Príncipe Alberto de Mónaco (i) junto al presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla (d), durante una visita esta mañana en Santander, a la exposición "Las cavernas de la región cantábrica" organizada por el Gobierno Cántabro y el Instituto de Paleontología Humana de Paris, sobre los descubrimientos arqueológicos del principios del siglo XX, que patrocinó su tatarabuelo, Alberto I de Mónaco. | Efe

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El príncipe Alberto II de Mónaco ha recorrido este martes los pasos que siguió su tatarabuelo, Alberto I de Mónaco, en la cueva de El Castillo, en la localidad cántabra de Puente Viesgo, un yacimiento arqueológico que su ascendiente patrocinó en sus inicios, hace un siglo, y que actualmente es un complejo reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

Nada más llegar, el príncipe monegasco se ha encontrado con una gran piedra que simula un hacha bifaz con 125.000 años de antigüedad. Fue instalada allí hace 50 años y tiene una inscripción que recuerda el texto que su propio tatarabuelo escribió en el libro de visitas de la cueva.

Alberto de Mónaco ha leído ese texto, que dice: «Una de las glorias de España será siempre el haber contribuido de una manera tan brillante a establecer la verdadera historia de la humanidad».

El soberano de Mónaco ha estado acompañado del presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla; el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Francisco Javier López Marcano; y el alcalde de Puente Viesgo, Clemente Lombilla, entre otros, ante quienes ha elogiado el «magnífico» y «lindo» paisaje sobre el que se alza la cueva de El Castillo.

Después, han entrado en la gruta, donde se ha instalado una placa conmemorativa de la visita.

En el recorrido, el director del Instituto de Prehistoria de París, Henry de Lumley, le ha explicado a Alberto de Mónaco las similitudes entre esta cueva y las del sur de Francia y el propio Principado.