Diumenge de l'Àngel | Joan Lladó

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Un año más, los palmesanos subieron hasta el Castell de Bellver para celebrar el Diumenge de l'Àngel. Se puede decir que prácticamente se repitió la historia de los últimos dos años.
Mientras los ciudadanos llegaban desde primera hora a Bellver, en coche hasta los alrededores del castillo o en los autobuses que dispuso la EMT, las autoridades, entre ellas el president del Govern, Francesc Antich; la alcaldesa de Palma, Aina Calvo, los concejales Nada Ramon y Antonio Donaire y el diputado Biel Barceló, se reunieron frente a la clínica Bellver y desde allí, a pie, por el camino más corto, llegaron a la cima. Hay que decir que, antes de iniciar la ascensión, estuvieron atendiendo con mucha atención e interés las reivindicaciones de los trabajadores de dicho centro, asombrándose, en algunos momentos, con lo que estaban escuchando.
Ya al pie de las escalinatas del castillo, se les unió Eberhard Grosske. A partir de ahí, 'bañito' de multitudes, contemplados desde un lugar más o menos discreto por el portavoz del PP en Cort, Julio Martínez.
También, al pie de las escalinatas, se alineaban los gegants de Palma, a saber: Gegants de la Sala y sus capgrossos, los del Consell de Mallorca, los payeses de Son Sardina, la Geganta de l'Assumpció y Gegants de Son Cladera y Son Rapinya, que más tarde abrirían la procesión del Àngel.
Al igual que el año pasado, sólo dos casetas: en una se servían bocadillos y bebidas, y en otra, la de Veïns Sense Fronteres, zumos y artesanía africana, seguramente de Burundi. Ni una más, lo cual se nos antoja poco para la gran cantidad de gente que se concentró allí, varios cientos de personas.
El Diumenge de l'Àngel tuvo, en cuanto a actividades, de todo un poco. En el patio del castillo, por la mañana, conciertos de bandas de música, seguidos por numeroso público, y homenaje, a lo largo del toda la jornada, a Rosa Bueno, un reconocimiento muy justo, por otra parte. Para ello, se proyectó un vídeo sobre su vida y, sobre todo, su actividad en torno al asociacionismo vecinal por el que tanto luchó. También se mostraron numerosas fotografías, que abarcaban desde su infancia hasta poco tiempo antes de fallecer.
Mientras tanto, en el exterior, bajo un sol de justicia, varias actividades, como las partidas simultáneas de ajedrez.