Fernando Rotger, Rosa Mª Regi, Patricia Gómez, Carme Serra, Mari Moreno y María Cruz Rivera. | Esteban Mercer

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El lunes pasado en la Catedral de Mallorca se celebró el tradicional y benéfico Concert de Setmana Santa. Un rèquiem alemany organizado por Projecte Home Balears, que volvió a demostrar cómo Mallorca se vuelca con la institución porque la Seo se llenó por completo para apoyar esta iniciativa solidaria que servirá para la financiación de programas de tratamiento y prevención de drogodependencias. Un rèquiem alemany, de Johannes Brahms interpretado por la Orquestra Simfònica de Balears dirigida por Pablo Mielgo, junto con la Coral de la Universitat de les Illes Balears dirigida por Joan Company, acompañados por las voces solistas de la soprano armenia María Sardaryan y del barítono alemán Hanno Brachmann.

Nos llevaron al cielo un año más. Finalizado el concierto pude saludar a la reina Sofía y a su hermana la princesa Irene, dos reconocidas melómanas, extasiadas todavía, como todos ante tanta belleza. Aplaudieron entusiasmadas, como todos. Le dije a doña Sofía, porque no puedo mantener la boca cerrada ni ante los reyes, que me alegraba verla con tan buen aspecto, a lo que me contestó con una sonrisa que me pareció sincera, y un gracias. Se lo dije a raíz de las imágenes que vimos en el funeral de Grecia, el de su hermano el rey Constantino, donde la pena y la belleza del rito se unían a la dignidad de la familia que impresionó no solo a los griegos, también al mundo entero.

Fue un funeral sentido y bello a lo que doña Sofía me respondió «y muy triste, porque perder a un hermano lo es» con los ojos humedecidos por las lágrimas. Rápidamente recuperó la compostura, pero por unos segundos la Reina se había convertido en una mujer más que muestra su pena sin pudor. Y de ahí su grandeza. Tomeu Català está en forma al igual que todos los que le rodean. Es luz este hombre con los pies en la tierra y la mente con los hijos de Dios, hoy resucitado. Molts d’anys.