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Profundamente vinculado a la historia de su pueblo, Sóller, que desarrolló una gran industria textil a principios del siglo XX, revolucionando el progreso de su pequeña comunidad, la primera etapa artística de Toni Garau giró en torno a la inspiración que estos hechos históricos desencadenaron en él. Los hilos utilizados en sus obras procedían en exclusiva de las antiguas fábricas del pueblo, para rendir homenaje al trabajo realizado por los obreros de la época. Su obra reinterpreta el uso de un material histórico, el hilo, rememorando la historia de Mallorca y dándola a conocer al público.

Esta exposición muestra el inicio de la nueva etapa artística de Garau, en la que predomina el color, favoreciendo una creación más compleja. Colores del Mediterráneo se centra en creaciones visuales e instalaciones que dan protagonismo al ritmo compositivo conseguido a partir de diferentes tonalidades de hilos y su disposición. Una maravilla, y un recordatorio de que no hace tanto Mallorca contaba con una industria del lujo que surtía a grandes marcas de la moda o la decoración.

Véase Pollença, donde había fábrica de tapices y alfombras de calidad excepcional, rafia para bolsos y sombreros, o zapatos que viajaban a París para subirse a las pasarelas de los grandes. O las famosas telas de llengües, que se crearon para el mundo entero. Toni Garau, que hizo su primera exposición individual en Can Prunera de Sóller, lleva Mallorca en las venas y la vuelca sobre sus obras, sean del formato que sea el continente. Eso es lo bonito, ser capaz de intervenir sin que aparentemente cueste cambiar, pero cambiando.