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Despedimos julio en el lugar más colorido de la Isla, a buen seguro. Agatha Ruiz de la Prada nos abrió las puertas de su casa para que pudiéramos compartir con todos ustedes la celebración de su cumpleaños. Fue un día perfecto que se repite año tras año a medida que la creadora más trabajadora de España va evolucionando en su vida de mujer importante.

Agatha se ha hecho a sí misma, supo crearse, que no es nada sencillo, y a pesar de los tópicos –que no rehúye para nada– ha sabido sorprendernos cada año de su vida desde que la conocemos, y desde que forma parte de la vida publica de este país. España valora poco a los grandes, pero la marquesa de Castelldosrius y baronesa de Santa Pau, Grande de España para más inri, ha sabido, imagino que con esfuerzo, bajar al pueblo, ser uno de sus referentes sin perder jamás su esencia.

La celebración de su cumpleaños en su casa de la Costa de los Pinos reunió a amigos queridos venidos de todas partes con un nexo de unión común: las ganas de disfrutar con su amiga de esa fecha tan especial. Fue un trajín muy divertido de entrega de regalos constantes, desde primera hora de la mañana. Vinos, flores y, al mismo tiempo, empezaron a llegar los primeros invitados. Este año ha sido un poco diferente porque la creadora quiso, en esta fabulosa casa de playa, a muchos amigos. Se llenaron todos los dormitorios, pero también se posibilitó una mezcla de gente maravillosa. Los detalles más importantes de la fiesta recayeron en manos del jovencísimo Jaime Camuñas, un ser excepcional con un futuro más que prometedor. Es un gran consultor gastronómico, que ha trabajado en algunos de los mejores restaurantes del mundo.

Agatha quiso contar con la ayuda de sus amigos más íntimos para crear un menú divertido, con aperitivos apetecibles. Fue un planazo de vitello tonnato. Chema Rodríguez, íntimo de Agatha, pintor y retratista y un ser genial como solo los andaluces pueden serlo, se había traído de Sevilla jamón y caña de lomo a los que se unieron quesos mallorquines y sobrasadas maravillosas. La decoración contó con la aprobación del gran Lázaro Rosa Violán, uno de los decoradores más afamados del mundo. Se eligió el fucsia para los manteles y para los centros de cada mesa contó con elementos distintos. Todos se sintieron en casa, relajados y disfrutando del trempó mallorquín. Sonaron las guitarras mientras se disfrutaba de las ensaimadas regadas con champán y del flamenco de la cantaora de Jerez Davinia Jérez, muy grande con sus cantes y sus bailes. Estuvo lo mejor de la Isla y parte de extranjero, y se ve. Me encantó que estuviera un grande sorprendente, Mario Niebla, el que mueve Sevilla, el gran dinamizador de la ciudad. A ver si aprendemos.