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La bellísima, cool, elegante, divertida, sexy y podría continuar hasta el infinito Geraldine Carré Bauer y su marido, el atractivo Pachá, nombre por el que le conocemos todos, quisieron inaugurar su nueva residencia en el centro de Palma convocando para una cena deliciosa servida a la italiana, aunque el aire que desprendía la cena servida era más bien oriental, salvo el postre, obra de Lluís Pérez, una maravilla de hojaldres que quitaba el sentido y que hizo que tras la cena la fiesta continuara como baile, también con reminiscencias árabes.

La casa que ocupa el matrimonio y sus hijos fue hecha y decorada por la gran Teresa Sapey, pero Geraldine ha conseguido hacerla suya en un santiamén respetando el trabajo ya hecho por la arquitecta italiana con sede en Madrid y casa en Mallorca.

Habitar una casa con tanta personalidad está al alcance de muy pocos y no hablo de precio, hablo de la sensibilidad necesaria que se ha de tener para querer disfrutar de una casa corsaria del siglo XXI en el casco histórico de Palma. Geraldine ama el centro, la calle y sus gentes. Es una de mis musas y sus invitados también lo son, musos y musas.