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Ya es tradición, cada año por estas fechas el matrimonio formado por la diseñadora más top Laura Pons y el financiero Francisco Gordillo nos ofrecen una cena la noche antes de su partida a Madrid, la que marca el fin de las vacaciones en Mallorca, de donde es ella y donde él se siente como en casa. La pareja, que pasa largas temporadas en la casa que los padres de ella poseen en Campanet, junto a los molinos y con vistas privilegiadas, es lo más cool de la Isla.

Su actitud es la que deberíamos adoptar todos los mallorquines de pro. Está muy bien casarse con uno de fuera porque te abre la mente, pero incluso es mejor si el que te lleva de la mano, además de ser madrileño, ha estudiado en los mejores colegios, conoce a los más top desde que nació como hijo de Paco Gordillo, el hombre que estuvo tras el brillo de artistas tan importantes como Raphael o Rocío Jurado. Laura es un portento, tiene carácter y es burra, como hay que ser. Burra y fina al mismo tiempo, con clasón heredado, igual que el sello de oro que lleva en la mano, lo mismo que María Juan de Sentmenat, otra de mis musas. Ambas han sido las elegidas para acompañarme en mi nuevo programa de televisión que se estrenó en toda América con el título La buena vida según Esteban Mercer. En la cena, en Patrón Lunares, estuvieron también Frank Vicet y Alberto Tomás y el guapísimo César Larios. Víctor, su marido, nos dará alguna que otra sorpresa en breve.

Espero poder entrevistarle. Y no cuento más na, que diría la Jurado. Por cierto, Jaime Pons pasó a saludar con su coche increíble y vintage y casi se desmayan las de la mesa de al lado. Cierto como que todavía es verano.