TW
0

La empresaria y socialité Carmen Lomana ha pasado unos días en Mallorca acompañada de su amigo el también empresario, en este caso del lujo y su forma de comunicarlo, Dani San Martín, una de las personas de la sociedad madrileña con mejor agenda o, lo que es lo mismo, con las mejores relaciones de España. Carmen no necesita presentación ninguna porque es ya una de las españolas más famosas, pero también es, y esto pocos lo saben, una mujer cariñosa y afable que se desvive por sus amigos con una generosidad que ya querrían poder ejercer muchas otras personalidades.

El secreto de Carmen está, obviamente, en su inteligencia, basada en una vida de privilegio, pero también de sufrimiento, que es de todo menos superficial, y si lo es en algún sentido es porque le da la gana. Fue un placer tenerla como invitada en casa, en familia, con la compañía también agradabilísima del príncipe jardinero François d’Orléans que, como toda la buena sociedad sabe, vive en Palma con su familia desde hace años ejerciendo desde aquí su profesión de paisajista creador de algunos de los jardines más bellos.

Si han de crear un jardín pónganse en contacto con él, porque domina esta tierra mediterránea y difícil que tanto cuesta mantener si no es tratada como se merece. A la cena no faltó Evelyn Morell, que nos regaló una de sus grandes noches de dama de buena cuna y Jaime Colomar, el abogado mejor relacionado de Palma y toda una institución de la sociedad española. A la mesa también se sentaron el barón Hubertus von Elverfeldt y su novia, Mue von Kempis, que son guapos hasta decir basta, y Àngels Mercer, cada día más estupenda tras haberse sacudido los pesos de encima. Fue una noche de pandi, que es como la definió Lomana, y no puedo estar más de acuerdo.

Carmen se ha alojado en el Hotel Son Caliu, en una de sus suites con piscina y quedó tan fascinada con el servicio y sus instalaciones que piensa regresar en breve. No se pierdan una estancia en sus suites porque para viajar no hace falta salir de Mallorca. Te pierdes un fin de semana a pocos kilómetros de Palma y tiene la sensación que tan bien conozco de haber viajado a otro continente. Regresas a casa como nuevo.