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Una parada en la Galería Kewenig, una pena que no estuviera Justus Kewenig. Me extasié con la pieza que lucía Bernadí Roig en el Oratorio de Sant Feliu, para ‘los bien’, San Felio. Es una pieza inmensa y ligera, que quizás no resista el paso del tiempo pero que en el contexto actual, en lo que todo es efímero tiene mucho sentido.

A Bernardí es difícil fotografiarlo pero lo conseguí a base de seducción masiva. Si supiera el éxito de las dos obras suyas que tenemos en casa entendía el porqué de mi pasión. A quien tengo que darle las gracias es a Neus Cortés, que insistió para que posáramos para la instalación que realizó el artista en la Lonja, comisariada por ella misma.

Por cierto, una de las grandes damas de Palma a la que también vi en la despedida de esa mañana sublime. Al menos para mí. Vuelvan al inicio y entenderán por qué lo digo.