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Termina febrero y con él uno de los meses más deliciosamente bellos en nuestra Isla. Dicen los que nos visitan que la luz del invierno es singular en Mallorca: limpia, blanca y a la vez delicadamente matizada. Es una de las cosas que más impresionan a nuestros amigos en sus primeras estancias entre nosotros: la pureza de un cielo y de un juego lumínico que aún destaca más la singularidad de nuestro paisaje. Súmenle ustedes que este mes es también el de la explosión de los almendros, una de las especies más arraigadas en el paisaje mallorquín.

En nuestro particular Sakura, los campos se convierten en una alfombra, un manto de un intenso verde flúor que contrasta con la silueta oscura del tronco, áspero, casi negro, de estos árboles tan arraigados en la cultura mediterránea. Los almendros nos ofrecen en estos días sus delicadas flores en forma de regalo: cinco pétalos, de color blanco o rosado, con un fino pistilo amarillo que son la quintaesencia de la delicadeza y de la pureza de un diseño natural sintético, minimalista y bello. Estas flores terminan cayendo para cubrir el manto verde de hierba con un velo blanco sutil y frágil.

Imagínense ustedes semejante universo visual en manos de una artista, Lluïsa Verd Marí, diseñadora de joyas mallorquina con una larga trayectoria en marcas como Camper. Hace ya seis años que Lluïsa puso su enorme talento y su singular sentido de la belleza al servicio de su verdadera vocación creando su propia marca de joyas artesanales con esencia: Verdmarí, con una clara inspiración mediterránea. No en vano ella dice que lleva en sus apellidos el color de nuestro mar. En estos días de final de febrero ha realizado el shooting de su nueva colección en los campos de almendros de la finca Es Cabàs, en Santa Maria del Camí.

Lluïsa convierte la belleza de la naturaleza en su lenguaje y su inspiración. La perfección delicada de estas flores de almendro, sus formas y colores, es el punto de partida y el hilo conductor de esta colección que ha llamado Flor d’Ametler y que se convierte en un homenaje a estas estructuras delicadas y perfectas del diseño natural. Todas las piezas, que verán la luz en breve, están realizadas artesanalmente con arcilla y plata, seda natural pintada a mano y cordón rojo, combinadas en collares, broches y pendientes de diferentes largos.

Las piezas se complementan a la perfección con los maravillosos diseños con los que Mar Sobrón viste a la actriz Susana Hernández, maquillada para la ocasión por la estilista Cristina Isern y fotografiada por Toni Verd, de Akimbo Estudi en un shooting ideado por la propia artista con la colaboración de Pilar Domínguez, directora creativa de Mandarina Brand Society. Uno no deja de sorprenderse de la cantidad y calidad de artistas y diseñadores que históricamente se han inspirado en la belleza de nuestro entorno, y del talento de todos ellos para elevar a totem la singularidad de nuestra naturaleza. Gracias, Lluïsa por volver a recordarnos lo afortunados que somos de vivir y disfrutar de esta isla maravillosa.