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Leti y John forman una pareja estupenda en todos los sentidos. Guapos, jóvenes, llenos de alegría y buenos amigos y, lo que es más importante, ansias de superación y de seguir adelante.

Son admirables, y lo digo desde el cariño y el conocimiento que tengo de la familia Lope, unos señores como la copa de un pino, propietarios de una de las casas más acogedoras, bonitas y elegantes de Mallorca que ha sido testigo de encuentros inolvidables. Siempre pensé que Leti elegiría la capilla de su casa familiar para celebrar la boda, y sus preciosos jardines para celebrar el convite, en cambio prefirió la parroquia de San Nicolás porque durante ocho años vivió en plaza Chopin y fue su iglesia de referencia.

Leti apareció maravillosamente guapa del brazo de su elegante y orgulloso hermano, Arturo Lope. En la cabeza de la novia se vivía un sueño y también en la realidad, puesto que la unión familiar es tan intensa que poder estar los cuatro juntos fue motivo de gran celebración. El encargado de celebrar la ceremonia religiosa fue Don Bernardo Oliver, que es un encanto y conoce bastante bien a los novios, así que puso hacer una homilía entrañable que emocionó a todos.

Al tratarse de una boda en la que muchos familiares y amigos no pudieron trasladarse a Mallorca por la pandemia mundial, los novios quisieron hacerles partícipes y que pudieran estar aunque fuera en la distancia, de otra forma y con la ayuda de Carlos Hellín, de Rec Blau, pudieron retransmitir en directo y en alta calidad toda la ceremonia desde la iglesia misma. El padre de John y sus abuelos desde Inglaterra, los hermanos del novio desde Estados Unidos y Australia, familiares de Leti de todas partes de España y amigos que están alrededor del mundo pudieron seguir la ceremonia en directo y sentir como si estuvieran presentes cómo se daban el ‘sí quiero’ desde Palma. La ceremonia fue muy internacional, con lecturas y peticiones tanto en inglés como en español y los votos también los pronunciaron en los dos idiomas. Además, Estrella Castro, que es una soprano amiga de la familia, les regaló un repertorio musical increíble. Cantó acompañada del órgano de la parroquia, que es un verdadero tesoro.

Un romántico gesto de amor de la pareja.

Muy entrañable fue que muchos de sus buenos amigo se acercaron a acompañarles durante la ceremonia en la iglesia a pesar de no estar invitados al convite. Sin duda, un gesto muy emotivo y significativo porque muchos de los asistentes a la ceremonia posteriormente no les pudieron acompañar al convite que celebraron en la finca Son Termes por las dichosas limitaciones de aforo. Su plan es que en cuanto acabemos con el virus podrán celebrar su unión con una gran fiesta.

Como ya les he adelantado, el convite tuvo lugar en Son Termes rodeados de familiares, testigos y algunos amigos. Celebrar un evento en ese lugar ya saben ustedes que es éxito asegurado, así que como siempre en la casa de los Zaforteza Dameto el servicio fue impecable, la comida riquísima y se cumplieron en todo momento con los protocolos de seguridad e higiene. El almuerzo fue en la sala carrozas, que estaba montada muy bonita, en blancos y verdes.

La novia brilló en todo momento gracias a un favorecedor modelo de Pronovias, que fue más clásico durante la ceremonia religiosa, de velo y una sobrefalda de gasa y que después para la fiesta se transformó en un vestido con cola de corte sirena.
Las joyas que lució la novia eran los detalles «prestados» que toda novia debe lucir, joyas de la familia. Un conjunto con brillantes muy elegante que constaba de pendientes con perlas y un colgante y pulsera a juego. Hay que decir que ambas familias destacaron por su elegancia, y también muchos de los amigos, ellas con vistosos tocados y ellos con chaqués de factura perfecta, como en el caso de Alvaro Aparicio de León.

En fin, una boda maravillosa que nos recuerda lo bonito de la vida, y lo maravilloso que puede ser el futuro a poco que nos dejen. ¡Felicidades!