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En el Teatre Principal se estrenó Clitemnestra, la casa dels noms, una obra original del escritor irlandés Colm Tòibin y que cuenta con la dirección del genio Agustí Villaronga.

Se trata de algo verdaderamente único, de calidad excepcional en todos los sentidos, puesto que nada se deja al azar, todo fluye sobre un escenario de cuya escenografía se encarga Rafa Lladó, maestro de maestros, que recrea ambientes y tiempos sobre una pieza escultórica con el sello inconfundible de la gran Susy Gómez que traslada su arte al Principal, no solo para crear el decorado sobre el que actúan los intérpretes, maravillosos y durante toda la representación visibles, mientras cambian de personaje o de ropa, como una constelación familiar donde se une pasado y presente, o varias vidas vividas en diferentes cuerpos.

El vestuario, obra también de la artista, es una prolongación inconfundible de su obra en la que el respeto por el pasado y la modernidad se hacen uno. Es una verdadera maravilla ver cómo la actriz Núria Prims recorre el escenario con una fuerza que potencia sus ropajes, empoderándola. Núria, quien está acompañada sobre el escenario por Josuè Guasch, Marc Bonnín, Sara Sánchez, Marina Font y Aitor Gabaldà.

Una vista del escenario montado con colchones.

Están todos inmensos y es que el parón debido al confinamiento les ha permitido adentrase en los personajes hasta el punto que alguno ha llegado a modificar su físico para estar a la altura. Si se quiere se puede. Les sigo.