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Hoy comienzo hablándoles de una pareja extraordinaria. Verán porqué; llegaron a Palma de la mano de Fiona Ferrer, convertida en agente de Aldo Comas, marido de la actriz Macarena Gómez, nuestros protagonistas. Aldo nos contó, antes que a nadie, que durante el confinamiento había cogido los pinceles, las pinturas de colores y había dejado volar su creatividad sobre los lienzos creando obras punk, a veces surrealistas, en ocasiones naïf, otras muy pop, y a veces todo eso y mucho más revuelto en la misma tela.

Fiona quiso presentarlo en la Red Gallery y con la ayuda inestimable de la PR de la empresa, María Juan de Sentmenat, consiguió llenazo absoluto, eso sí, por turnos, de la mejor sociedad mallorquina y que las obras que habían traído hasta la Isla se vendieran por completo. Por Red Gallery, por el patio creado por la gran Teresa Sapey, pasó todo el mundo, el who is who social de esta Mallorca que se resiste a morir de aburrimiento. Y ahí esta la clave de lo que quiero contarles hoy. Casualmente, la expo de tres días coincidió con la Nit de l’Art, y aunque no se integró naturalmente sí lo hizo poniéndose en la línea de las galerías de toda la vida que abrieron con mucha más tranquilidad que otros años. Después se lo cuento.

El caso es que Aldo y Macarena se presentaron como lo que son, sin imposturas de ningún tipo, y consiguieron crear a su alrededor un ambiente de lo más distendido, eléctrico, moderno y vanguardista que solo las estrellas de verdad son capaces de generar. Llegaron y triunfaron con sus looks arrebatadores y coloridos, con sus gestos medidamente chic, con su parafernalia exagerada pero nada vulgar, y una puesta en escena que de haber sucedido sobre las tablas de un teatro habría dado para varias obras. La sociedad es precisamente eso, y solo eso, un gran teatro donde todos interpretamos un papel.

A ellos como pareja les auguramos muchos años de protagonismo. Me temo que tras Palma vendrán muchas otras ciudades deseosas de compartir con ellos ese espíritu que marca la diferencia, el espíritu de pack. Nada se improvisa, menos la magia. Sigo, ahora si con la Nit de l’Art más rara de la historia, pero la que más sorpresas nos ha regalado.