Chata y Angela en la mesa. | Esteban Mercer - E.M.

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En su casa de Palma, el ‘palacio’ de Ángela Garcías i Truyols y Andor, condes Pálffy von Erdöd, llamada Can Caldés, recibieron los condes a sus amigas Teresa Sapey y Fiona Ferrer, a Nina Iglesias, siempre elegante y a Beatriz L. de Tejada, la madre de nuestra querida María Juan de Sentmenat, y de quien ha heredado parte de su belleza sin duda ninguna. La casa, que fue erigida en el siglo XIV con intervenciones posteriores del Renacimiento –época en que se dató por vez primera–, el Barroco, el eclecticismo del XIX y el modernismo del XX, cenaron bajo la araña de cristal de este comedor tan mallorquín como su propietaria.

La casa con jardín y patio, arcadas, escalinata, galería, piscina... tiene todos los elementos de las propiedades señoriales del barrio gótico palmesano, que fue esplendoroso de riqueza y casas en su tiempo, y hoy en día vuelve a serlo gracias a la rehabilitación de muchas casas como esta que nos ocupa, caídas en manos de mallorquines o extranjeros, que aman y respetan el pasado, lo que ha conseguido que estén otra vez llenas de vida.

Ángela la compró hace más de 20 años en estado ruinoso, hoy recibe con las puertas abiertas llenas de vida, y esto es un mérito que hay que valorar. Mucho.