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La relaciones públicas con mejor agenda de Mallorca, y me atrevo a decir que en estos momentos también una de las mejores de España sin temor a equivocarme, y que me perdonen todos los demás, pues cada uno de los que trabajan tiene su hueco en estas páginas, salvo los que me tienen vetado, que aunque les parezca mentira los hay, sin saber yo el motivo, que es lo más gracioso de todo, aunque me temo que es el exceso de grasa que nubla la mente, o el exceso de laca mal puesta de la competencia mal entendida, y la envidia, que es el peor de los males.

Pues bien, gracias a que María no conoce nada de esto tan vulgar, porque en ella no caben este tipo de actitudes propias de la gente mal educada, ha venido organizando desde que nos conocemos una gran cena de verano en la finca que la familia Juan de Sentmenat Fontcuberta heredó de sus padres, los condes de Ribas. Este año, sin embargo, María ha querido cambiar el formato y ha decidido como muchos darle protagonismo al día convocando almuerzos en torno a la maravillosa piscina de la casa, se dice que la primera de estas características que se construyó en una casa privada de Mallorca.

La piscina de Bellagre es mágica, toda la propiedad lo es, pero el rincón que ocupa el azul de toda la vida no tiene rival, pues conserva la magia old fashion que ninguna infinity pool tendrá jamás. María nos convocó a una hora tardía para que todos pudiéramos llegar con relajo y la sorpresa fue agradabilísima cuando nos encontramos con el resto de invitados: Laura Pons, maravillosamente vestida con un look muy cinematográfico que solo ella es capaz de interpretar, con su marido, Francisco Gordillo, uno de los hombres con los que conversar es siempre un placer; Fiona Ferrer, bellísima y llena de proyectos que ya les contaremos a su debido momento, ha vuelto a ser mallorquina, pues ha pasado casi todo su verano en Palma, divirtiéndose y trabajando sin parar, y también Alberto Tomás, nuestro gran amigo, al que hay que ir a ver a su casa maravillosa y a su piscina increíble, pues ha vivido el verano prácticamente recluido en ese paraíso bellísimo que es su casa, también heredada de sus padres, una belleza en medio de un palmeral que un día les contaré.

En fin, María preparó un almuerzo delicioso a la sombra de los pinos casi centenarios mientras caía la tarde sobre una mesa magníficamente dispuesta en la que las risas se multiplicaron a medida que la anfitriona iba siendo nuestra María, la que es capaz de levantar el ánimo de cualquiera con dos palabras cariñosas, una mirada tierna y un gesto improvisado que solo la buena gente inteligente es capaz de percibir. Gracias, María por un día tan bonito, con tanto, y al mismo tiempo tan poco. Ahí esta el saber hacer.