PALMA CORREBOU DE FORNALUTX FOTO NURIA RINCON

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La prohibición de las corridas de toros en Catalunya ha puesto de actualidad la utilización de animales vivos en las fiestas más tradicionales, muchas de ellas con fuerte arraigo en Mallorca.

La presencia de animales vivos es prácticamente anecdótica en celebraciones como el ball de les Àguiles en Pollença, con un pequeño cordero en el zurrón de Joan Pelós o en el Pi de Sant Antoni, también en Pollença donde oculto en el interior de una cesta un gallo sirve como premio para el que consigue alcanzar su punta. En ninguno de esos casos, el Ajuntament de Pollença se plantea introducir cambios significativos pese a la corriente creciente en pro de la eliminación del uso de animales vivos en las celebraciones.

«La utilización del gallo tiene una tradición de más de 100 años y en ningún caso el animal sufre, ni siquiera está a la vista del público», explica el alcalde de Pollença, Joan Cerdà. Respecto a la presencia del cordero en el zurrón de Joan Pelós indica que «es una fiesta que no organiza el Ajuntament sino la Iglesia.

En Mancor de la Vall, la bajada del cuervo Rasputín del campanario de la iglesia es el momento más esperado por Sant Antoni. Convertido en un auténtico héroe en la localidad, nadie se plantea eliminar el juego de equilibrios de Rasputín. «No nos lo planteamos para nada, al animal no se le hace nada», indica el alcalde, Bernardí Coll.

En Can Picafort, el Ajuntament ha intentado sin éxito legalizar la suelta de patos que mantiene viva de manera irregular desde hace cuatro años un grupo de enmascarados. «Nosotros acatamos la prohibición por imperativo legal, pero siempre estaremos a favor del uso de patos vivos, no se puede luchar contra el sentimiento de un pueblo», dice el regidor de Fiestas, Nofre Plomer.

Las defensoras de animales, sin embargo, ahí están cada año para recordar la tortura a los animales. El alcalde de Fornalutx, Joan Albertí, se ha reunido con los representantes estas asociaciones que este año realizarán una encuesta sobre el tradicional «correbou». Albertí aseguró que, en caso de prohibirse este tipo de fiestas con animales, él no tendría problema en acatar la ley, aunque es del parecer que «debería tratarse de una decisión de tipo popular».