Las supervivientes Kinuyo Ikegami de 77 años y Tsuyuko Nakao, de 92, rezan por las víctimas de la bomba atómica lanzada por EEUU en Hiroshima. | Efe - KIMIMASA MAYAMA

TW
0

La ciudad japonesa de Hiroshima recordó ayer el 65 aniversario del lanzamiento de la primera bomba atómica con un llamamiento al desarme nuclear, en una ceremonia en la que, por primera vez, participó oficialmente Estados Unidos y un secretario general de Naciones Unidas.

Además del embajador de Estados Unidos en Japón, John Ross, al aniversario asistieron también por vez primera representantes del Reino Unido y Francia -aliados en la Segunda Guerra Mundial y hoy potencias nucleares- y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, con diplomáticos de otros 70 países.

A las 08.15 hora local (23.15 GMT del jueves), la misma en la que el avión estadounidense 'Enola Gay' lanzó la bomba atómica en 1945, un intenso silencio se hizo entre las 55.000 personas que, según la agencia local Kyodo, se congregaron en el Parque de la Paz de Hiroshima.

Detonación

El parque ocupa la explanada dejada por la detonación de la bomba de uranio 'Little Boy' que arrasó Hiroshima, una ciudad que contaba entonces con unos 350.000 habitantes.

Cerca de 80.000 personas perdieron al vida al instante y para finales de 1945 los muertos se elevaban a unos 140.000, aunque fueron muchas más las víctimas por las radiaciones en los años posteriores.

Tres días después de aquel ataque, EEUU lanzaba una segunda bomba nuclear sobre la ciudad de Nagasaki que causó 74.000 muertos a finales de ese año, llevó a Japón a la rendición y puso fin a la Segunda Guerra Mundial.

Reivindicación

En la ceremonia que ayer marcó 65 años desde la tragedia, el alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, reclamó que Japón abandone el «paraguas nuclear» de EEUU, que tras la Segunda Guerra Mundial se convirtió en su principal aliado de seguridad.

Ante un público que incluía al primer ministro nipón, Naoto Kan, Akiba rindió homenaje a los muertos y a los «hibakusha», como se conoce a los supervivientes del desastre atómico, que «sin entender la razón, se vieron envueltos en un infierno más allá de sus peores pesadillas».