Urko Otegui, este viernes celebrando la victoria. | Tolo Mercadal

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VIVEMENORCA 89

FORD BURGOS 65

VIVEMENORCA (20+20+27+22): Michael Umeh (10), Miguel A. Montañana (2), Diego Ciorciari (10), Rahshon Turner (11), Cuthbert Victor (8), -cinco inicial- Josep Maria Guzmán (4), Urko Otegui (18), Marc Fernández (16), Diego Sánchez (6), Caio Torres (4) e Iván Llull (0).
24 de 35 en tiros de dos puntos, 11 de 22 en triples y 8 de 17 en tiros libres. 36 rebotes (27 defensivos y 9 ofensivos) y 22 faltas personales.

FORD BURGOS (19+18+20+8): Zach Morley (11), Chris Hernández (13), Aloysius Anagonye (8), Jason Blair (4), Albano Martínez (5), -cinco inicial- Peter Lorant (13), Joan Cabot (0), Jesús Castro (6), Manu Gómez (0), Alberto Miguel (1) e Iván Corrales (4). 20 de 43 en tiros de dos puntos, 5 de 15 en triples y 10 de 15 en tiros libres. 22 rebotes (15 defensivos y 7 ofensivos) y 19 faltas personales.

Àrbitros: Lucas de Lucas y Pagán Baró. Sin eliminados. Castigaron con técnica al local Urko Otegui.


Sufrir ha hecho más fuerte al conjunto que dirige Paco Olmos y parece llegar a la final habiendo adquirido la consistencia necesaria. Protagonismo nacional en las figuras de Otegui y Marc Fernández y eficacia desde la línea de 6,75 en una segunda parte magistral del ViveMenorca.
La primera parte tuvo en Urko Otegui al principal protagonista, siendo el pivot casco capaz de sumar desde el ataque teniendo en Victor un buen aliado tanto por su aportación ofensiva como por la extraordinaria defensa a la que sometió a la principal amenaza, Morley. Sólo los bajos porcentajes en tiros libres impidieron que Vive Menorca se marchara al descanso con una ventaja superior a ese 40-37 inquietante que reflejaba el luminoso de un pabellón menorquín teñido de blanco.
Otegui siguió aportando tras la reanudación y Morley dio señales de vida tan solo cuando Victor descansaba en el banquillo dando opción a que Marc Fernández mostrase su talento con meritoria determinación ofensiva. Hernández mostraba su calidad y carácter pero a medida que avanzaba la segunda parte las diferencias alcanzaban los 10 puntos, con una enorme eficacia en los triples locales, ante el entusiasmo de una afición que creaba el ambiente ideal para la ocasión.
Una vez rebasada esa psicológica barrera de la decena unos y otros entendieron que el primer asalto de este apasionante combate por el ascenso ya estaba sentenciado consiguiendo los locales entusiasmar aún más a su afición bordando el baloncesto y reservando fuerzas los visitantes para futuros retos. Eso sí, una lesión en el último minuto del norteamericano Turner puso la nota de preocupación local.