Los aficionados del Atlètic Balears reciben a los jugadores en el aeropuerto. | Tolo Jaume

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El sueño blanquiazul se cumplió entre lágrimas, sufrimiento y con la derrota más dulce que recordarán los aficionados del Atlètic Balears. El equipo de Àngel Pedraza se rehizo de la lesión de Edu y se sobrepuso a la expulsión de Pau Pomar para acabar agarrándose a la épica y para retomar la ruta del bronce y regresar a Segunda B. El gol de penalti transformado por Gio cuando el partido agonizaba multiplicó el valor del tanto de Ernesto en la ida y convirtió en estéril la ventaja de 2-0 conseguida por el Tudelano en un choque en el que la propuesta de juego isleña obtuvo su recompensa.

El conjunto balear regresó ayer por la vía rápida al tercer escalón del fútbol español después de haber aprovechado la primera ocasión que la fase de ascenso concede a los campeones de Tercera. La escala en Elola fue intensa y minada de obstáculos, porque más de 7.000 personas arroparon al Tudelano y porque en apenas cinco minutos los visitantes percibieron que no iban a tener ninguna concesión del colegiado. A los 2 minutos de juego pasó por alto un codazo a Gio que debió ser roja y a los 4 amonestó al meta Linares por pérdida de tiempo. Ni siquiera se había traspasado el ecuador del primer acto y ya había tres amarillas en el casillero blanquiazul.
Sólo un arreón inicial de los locales inquietó el arco de Linares, pero el plan de los hombres de Pedraza fue ganando terreno. Los isleños se desentendieron de la presión ambiental y de la rigurosidad arbitral poniendo el balón sobre el césped y encerrando a su rival en su parcela, tanto, que a punto estuvo Esteban de adelantarlos tras una jugada embarullada en el interior del área tudelana (min.10).

Las cosas se torcieron a la media hora de juego con la lesión de Edu, que tuvo que ser sustituido por Rafeal. Los navarros se encomendaron al buen hacer de su centrocampista derecho Toni y exprimieron los pocos minutos en los que se desajustaron los baleares. Un centro desde la derecha de Toni fue rematado en plancha por Iván Moreno para colocar el 1-0 e igualar la eliminatoria para decepción de los cerca de 350 aficionados mallorquines.
Poco antes del descanso el Atlètic volvió hacer valer el músculo de Lawal y el criterio de Llistó para llevar la manija del encuentro. No obstante, el juego visitante se ahogaba en la línea de tres cuartos y sólo dos intentos imprecisos a balón parado se acercaron a la meta rival antes del descanso.

Tras el paso por la caseta el Atlètic Balears alargó su control del juego en la zona ancha, mientras que el Tudelano inclinaba su caudal ofensivo al carril del ocho sin demasiada clarividencia. La acumulación de efectivos en la zona ancha por parte de ambos contendientes derivó en un duelo físico y de mucho contacto. Pedraza movió ficha dando entrada a Ernesto por Bazán, pero se vio obligado a rediseñar su pizarra cuando Pau Pomar vio su segunda cartulina amarilla en el minuto 60. El Tudelano dio un paso al frente y volvió a aprovechar que los visitantes se rearmaban. El central Igor remató un saque de esquina botado desde la izquierda para inclinar la balanza del lado navarro y transformar en pesadilla el sueño del Atlètic Balears, que apenas había logrado conectar con la sociedad Peter-Gio-Rafeal, los hombres más adelantados de los isleños.

Las manecillas del reloj comenzaron a volar y Toni perdonó el tercero. Todo parecía perdido. Los recogepelotas se esfumaron, las patadas a seguir se multiplicaron y el tiempo real de juego se redujo de forma drástica, pero el Atlètic Balears no se desesperó. Pasó a dominar con uno menos en busca de una cabalgada imposible de Peter o un chispazo de Gio, pero fue Rafeal el que empezó a desequilibrar la eliminatoria. Una gran incursión del nigeriano en el corazón del área obligó a la zaga local a detenerle por las malas. El colegiado tardó unos segundos en señalar el punto fatídico, pero el Tudelano apenas protestó. La Segunda B estaba a once metros y ocho minutos. Gio asumiño la responsabilidad y ejecutó la pena máxima con maestría. El gol suponía el ascenso del Atlètic, pero el cronómetro redujo su marcha para los baleares.

El Tudelano acorraló a los de Pedraza, que a punto estuvieron de pagar muy caro un tiro libre indirecto en el interior del área con el tiempo cumplido. Fue el único fallo en la hoja de servicios de un Linares que solventó con seguridad los balones aéreos que llovían sobre su área en los desesperados ataques locales. El Atlètic Balears resistió a un descuento eterno y estalló de júbilo sobre el césped al que saltaron grande parte de los aficionados balearicos para celebrar un ascenso bañado en lágrimas de emoción.