Los dos acusados, al inicio del juicio en la Audiencia Provincial de Palma. | Víctor Malagón

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«No pensé que mi madre fuera tan lejos para tener una niña». El acusado por violar a su hija recién nacida de forma reiterada hasta que la menor cumplió los cuatro años en Can Picafort, culpa a su madre de promover una denuncia falsa en su contra para arrebatarle la custodia de la niña.
Tanto el acusado, como su mujer, también procesada por pegar a la niña, cargaron en sus declaraciones al inicio del juicio contra la abuela de la menor. Así, contaron que desde el principio de su relación, la madre se enfrentó con ellos y que, incluso expulsó a su hijo de casa al saber que su novia se había quedado embarazada. Según los acusados, la situación cambió cuando tuvieron una niña. La menor iba de forma frecuente a pasar fines de semana con su abuela paterna. Todos los signos de abuso sexual que sufre la niña fueron achacados por los dos procesados a estas visitas. Así, explican con ellas el uso de lenguaje sexualizado por parte de la niña y el principal acusado llegó a afirmar que: «llegaba como si estuviera drogada».


Denuncias

Por su parte, la abuela, que declaró después de la menor, aceptó que siempre tuvo el deseo de tener una hija; si bien ratificó la acusación contra su hijo y su nuera. También admitió que había presentado antes denuncias contra su ex marido, su ex novio y otro de los hermanos del acusado por delitos de malos tratos y de trasfondo sexual.
La menor, que ahora tiene siete años de edad, declaró a puerta cerrada. Antes de eso, su padre, había afirmado que él sufrió abusos cuando tenía seis años de edad. El acusado se enfrenta a una petición de condena de catorce años de prisión por parte del ministerio fiscal, que también le acusa de un delito de malos tratos. Sobre este punto, tanto el padre como la madre negaron haber atado a la niña a la pata de una cama con una correa de perro. Sí aceptaron que colocaban una cadena en la silla en la que comía la menor para que ésta no se escapara. También señalaron que era el padre el que se encargaba de castigar a la niña y que, para ello la hacían mirar a la pared y, ocasionalmente, le daban azotes.
Los acusados también cargaron contra el Consell de Mallorca, presente en la causa como acusación particular. Así, se negaron a responder a las preguntas del letrado José de España y afirmaron que desde el Insitut d'Afers Socials les citaron para realizar una investigación paralela a la judicial. De hecho, la madre de la niña, aseguró que una trabajadora del Consell le ofreció tener visitas con la niña si se separaba de su marido.
El caso surgió después de que la abuela llevara a la niña al pediatra. El facultativo descubrió en la menor un condiloma, un signo de enfermedad de transmisión sexual. Según la acusación, las agresiones por parte del padre se producían cuando éste bañaba a la menor. Sobre este aspecto, los dos acusados incurrieron en ciertas contradicciones en sus testimonios. Así, él asegura que cuando bañaba a la niña lo hacían ambos desnudos en la bañera y que estaban delante, bien su mujer o bien su cuñado o su suegra. La acusada dice que era ella la que siempre estaba presente y que en ocasiones el marido no se introducía en la bañera con la niña.
El juicio continua hoy y se prolongará al menos durante otras dos sesiones la próxima semana.