Àlvaro Negredo (Sevilla) y Javier Baraja, durante un momento del partido. | FELIX ORDONEZ

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El Real Valladolid ha dado un empujón a las aspiraciones del Mallorca en la Champions, venciendo al Sevilla por dos goles a uno. Mallorca y Sevilla se encuentran en plena pugna por conseguir un puesto en Europa, algo que los bermellones podrían acariciar si ganan mañana al Zaragoza.

Por otro lado, el Real Valladolid se aferra a la permanencia tras ganar esta noche al Sevilla (2-1) un partido en el que no mereció padecer el sufrimiento de los últimos minutos tras jugar todo el partido con un empuje desacostumbrado y malgastar muchísimas ocasiones de gol durante la primera parte.

El equipo vallisoletano necesitaba sumar los tres puntos si quería seguir soñando con mantenerse en Primera. A falta de ocho jornadas para la conclusión del campeonato, ya no tenía margen del error. Hoy sólo le valía ganar y eso se notó desde el pitido inicial.

Javier Clemente había dotado al equipo de mayor consistencia defensiva, apostando ofensivamente por balones en largo a Manucho y Diego Costa. Sin embargo, hoy la sorpresa del técnico de Baracaldo fue Antonio Barragán, quien jugó en la banda izquierda para tapar al sevillista Jesús Navas.

Por su parte, el conjunto andaluz buscaba el tercer triunfo consecutivo para no apearse de la cuarta plaza. Antonio Alvarez presentó una defensa inédita en cuanto a nombres y a posiciones. Con la baja del centrocampista marfileño Didier Zokora, el técnico sevillista apostó por Lolo y Romaric como pivotes.

La primera opción fue de Nauzet Alemán que disparó al poste en el minuto 17. Fue la muestra de que atacaba más y mejor el Valladolid, que salió inicialmente acometedor con dos disparos muy lejanos de Javier Baraja que asustaron a Palop.

El Valladolid falló ocasiones de todos los colores, dos remates prácticamente consecutivos de Manucho y Nauzet pudieron dar el triunfo a los anfitriones antes de la media hora de partido, con el Sevilla nervioso, vagabundeando por el campo y asistiendo atónito al fútbol racial de su oponente.

Así, hasta que Diego Costa acertó en un espléndido testarazo en el minuto 42 tras una falta botada por Nauzet Alemán. Era la recompensa que había buscado un Valladolid revolucionado y «agarrado» siempre a un inmenso Borja Fernández.

En la reanudación, el Sevilla volvió a verse desbordado sobre todo cuando, en el minuto 54, el delantero angoleño Manucho acertó con la portería de Andrés Palop y el encuentro se le puso definitivamente de cara al Valladolid.

Diego Costa pudo «matar» el partido poco después, justo antes de que el Valladolid se volviera más cauteloso. Con la entrada de Alberto Marcos, los locales jugaron con dos laterales a banda cambiada y perdieron mucha salida de balón, aunque se entregaron a la tarea de defender con aplicación.

Con ocho jugadores protegiendo el triunfo, el Valladolid lo fió todo a las carreras de Costa pero el Sevilla, atascado y torpe, no tuvo ideas hasta que un espléndido disparo de Juan Cala se coló por la escuadra de la portería de Jacobo (min. 83).

El Valladolid pudo hacer el tercero por medio de Marquitos, pero al final le tocó sufrir cuando había hecho méritos sobrados para ganar con suficiencia. Los locales que venían «desangrándose» desde hace mucho tiempo han puesto freno a esa hemorragia y se agarran a la permanencia con un juego corajudo que hoy «levantó» a la afición.