El dueño de la casa de la piscina: «Estoy brutalmente decepcionado con el sistema»

El dueño sufrió un ictus hace un año y esta situación no le deja recuperarse

La piscina vista desde una ventana comunitaria | Foto: Alejandro Sepúlveda

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José Miguel, nombre ficticio, es el dueño de la vivienda okupada de Palma en la que instalaron una piscina que crujió el forjado del edificio, haciendo temer a los vecinos por un derrumbe. Antes de la usurpación, había otros inquilinos que, según José Miguel, llevaban siete años sin pagar. Asegura que cuando finalmente los consiguió expulsar, la casa estaba «hecha un desastre», y dice que tuvo que vender otro de sus pisos para poder arreglar este.

El propietario no ha querido mostrarse en imagen ni compartir su nombre real porque dice tener «mucho miedo de esta gente». Además, José Miguel sufrió un ictus grave hace un año, y se siente débil físicamente: «Estoy vivo de milagro».

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El titular del inmueble ha descrito el calvario que están sufriendo él y los vecinos: «Ya ha venido la Policía Local varias veces por ruidos, también molestan a la otra finca por el barullo que hacen y el agua de la piscina, que salpica en otras terrazas».

José, que admite estar «muy decepcionado con el sistema», recuerda la única vez en la que se ha cruzado con los okupas, y dice sorprenderse por la naturalidad con la que le preguntaron por la limpieza del edificio. También quiere denunciar también que él y los vecinos han visto en varias ocasiones como «niños de entre 3 y 4 años» se quedaban completamente solos muchas mañanas.