Agresión homófoba en Llucmajor: «Todos los golpes fueron a la cara y a hacer daño»

Un matrimonio gay denuncia haber sido agredido en el centro comercial Maioris y amenazado con no acudir a la policía

Uno de los jovenes agredidos junto a la sangre provocada por los golpes que recibieron, que llegó a salpicar tanto en la acera como en el coche

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Alfonso y Martín, nombres ficticios para proteger su identidad; fueron agredidos la madrugada del pasado lunes en el centro comercial Maioris, de Llucmajor. Recibieron insultos, golpes, burlas y humillaciones por parte de cuatro jóvenes, tres de nacionalidad española y un extranjero, que han sido identificados por las víctimas tras una actuación conjunta entre la Policía Local de Llucmajor y la Guardia Civil de la zona. Los presuntos agresores aún no habrían sido detenidos por estos hechos.

«Todavía estoy un poco en shock. Ansiedad por lo que pueda ocurrir, por las amenazas de volver a por nosotros si denunciábamos a la policía, por los golpes; pero no tengo miedo. Si no denunciamos las agresiones, continuarán ocurriendo», dice Martín valientemente. Su marido, desde hace un año y medio y tras más de seis de relación, lo lleva peor. Él trabaja en el mismo centro comercial en el que fue agredido y varios testigos creen que los cuatro detenidos le esperaron con intención.

«Pasadas las doce y media de la noche le dije a mi marido que nos fuéramos. Él pasó a pagar y al baño y yo le esperé en el coche. Hice mal. En cuanto le vieron sólo, se le acercaron con una botella, le dijeron que la besara, que la chupase, empezaron a burlarse, a increparle; él se zafó un poco pero cuando estaba ya en un pequeño tramo peatonal que hay que atravesar para salir, comenzaron los golpes, los empujones y los insultos: maricón de mierda, chino de mierda, hijo de puta; todo así», narra Martín.

En cuánto escuchó los gritos, se acercó y vio lo que estaba ocurriendo. «Traté de mediar y me rodearon enseguida. 'No hay motivo, maricones de mierda', decían. Dos se pusieron por detrás de mí para seguir pegándole a él y yo le abracé y le coloqué contra el coche para ser yo quien recibiera los golpes. Ahí se ensañaron conmigo», manifiesta el agredido.

Según su parte de lesiones, sufrió numerosos golpes; tiene el tabique nasal desviado con posible fractura, inflamación en la cara y lesiones en el ojo derecho. «Todos los golpes fueron a hacer daño. Tenía sangre en la cara, en las manos, la ropa, el coche; me tumbé junto a una farola, no veía de un ojo, estaba conmocionado, con ansiedad, llorando y empecé a vomitar sangre», recuerda Martín.

La Policia Local de Llucmajor, avisada por una testigo que acompañaba al matrimonio, llegó rápidamente al lugar. «Uno se quedó junto a mí y el otro salió corriendo a por los agresores, a dos de ellos los pudieron identificar en ese momento; aunque me resultó curioso como, después de pegarnos, se iban con total tranquilidad, con total impunidad; sólo corrieron cuando apareció la policía», prosigue en el relato de los hechos.

La pareja estuvo en el Hospital de Son Llatzer toda la noche, hasta las seis de la mañana; cuando los facultativos consideraron que las heridas del joven ya no producirían complicaciones. Sobre las diez de la mañana, el matrimonio acudió a Guardia Civil de Llucmajor a interponer la denuncia. Los agentes de la Benemérita, ya con el caso en su competencia, han identificado a los dos presuntos agresores restantes.

Alfonso y Martín agradecen infinitamente el apoyo recibido por los presentes, ya que en el momento de la agresión, varios vecinos de los bloques colindantes salieron al balcón e incluso dos bajaron a la calle a auxiliarles; además de dos trabajadoras de locales de la zona. «Creo que sin los testigos, habrían seguido pegando hasta el final, tengo dos frases grabadas en la cabeza: 'vamos que nos van a pillar y ya hemos pegado suficiente a estos dos maricones' y 'no se os ocurra llamar a la Policía para denunciarnos porque volveremos', dijeron claramente», dice el joven agredido.

Agradecen infinitamente «la empatía y comprensión» que mostraron ambos cuerpos de seguridad, Policia Local de Llucmajor y Guardia Civil, «un veinte sobre diez, de verdad, nos sentimos protegidos, apoyados y nos han dicho que vigilaran la zona a menudo», afirma. También han recibido apoyo de las entidades Ben Amics y Orgull Crític, con quien se han reunido durante la tarde de este miércoles.

«Quiero compartir mi testimonio porque hay muchos que están diciendo que esto son bulos que no pasan pero sí ocurren, y sólo por tener una sexualidad diferente, por ser diferente a los demás. Pasa más de lo que creemos y por miedo no se denuncia. Yo salí del armario con 15 años y en aquella época el tema no es que estuviera bien visto pero nunca tuve ningún problema de este calibre, con este ensañamiento. La población se está radicalizando, sobre todo los jóvenes. Infunden odio por todos los extremos y los mensajes populistas de un lado y otro están calando», finaliza Martín.

Los cuatro investigados por la agresión, dos por ejecutarla directamente y los otros dos por incidir a la misma, serían acusados de dos delitos, uno de agresión y otro de odio.