Los cuatro desaparecidos del 'Orgía': uno de los mayores misterios sin resolver de Mallorca

En 1982 los tripulantes de un velero se esfumaron entre la Isla y Menorca. Las desgracias a sus familias no acabaron aquí

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Hace 43 años, el mar se tragó para siempre a cuatro tripulantes mallorquines que salieron a navegar a bordo del velero 'Orgía'. Se trata de uno de los mayores misterios de la crónica negra reciente, sobre todo porque nunca apareció ni el más mínimo indicio de la embarcación. Y eso que la búsqueda oficial duró una semana y en ella participaron aviones, helicópteros, patrulleras y decenas de embarcaciones privadas. Esta es la crónica de una trágica desaparición que, años después, se complicó con una serie de extraños acontecimientos que afectaron a algunas de las esposas de los desaparecidos.

El 13 de noviembre de 1982, a las tres de la madrugada, Toni Torres, Carlos Linares, Benito Morey y Francisco Terrassa zarparon del puerto de Ciutadella, en Menorca, con destino a Calanova, en Palma. Debían llegar a las diez de la mañana a Mallorca en aquella embarcación tipo gregal, de siete metros de eslora, con el casco amarillo y la cubierta blanca. Y de un solo palo.

Era una embarcación preparada para navegar en situaciones extremas, incluso con vientos huracanados y con poderosas corrientes, tan habituales en el Mediterráneo. El dueño de la embarcación era Toni Torres. Todos los tripulantes eran muy conocidos en Balears y colaboraban con medios de comunicación locales y nacionales.

Tres de los cuatro desaparecidos, en una imagen tomada poco antes de zarpar.

Los familiares que los esperaban en Calanova aquel fatídico fin de semana comenzaron a inquietarse: la embarcación no llegaba y no se tenía noticias de ellos. El 'Orgía' carecía de emisora, pero sí contaba con un equipo de radioaficionados, que nunca fue utilizado en su última travesía. Finalmente, los allegados decidieron acudir a las autoridades y aquel mismo día comenzó oficialmente la búsqueda del velero.

La Comandancia de Marina, con varias patrulleras; el Ejército del Aire, con aviones del SAR y helicópteros, así como la Guardia Civil y numerosas embarcaciones de particulares comenzaron a rastrear una amplia zona, de más de 200 millas, entre Menorca y Mallorca. Empezaron a circular todo tipo de teorías sobre qué había podido ocurrir, desde que se habían refugiado en una cala y el temporal los había acorralado hasta que habían quedado a la deriva.

La búsqueda se amplió a las costas de África y poco después algunas informaciones sin confirmar aseguraron a los medios de comunicación que los cuatro jóvenes habían aparecido sanos y salvos en Túnez. Se trataba de noticias sin fundamento, que inicialmente provocaron una inmensa alegría entre los familiares y amigos de los tripulantes y que, después, acabaron desmentidas.

Cuando zarpó el 'Orgía' las condiciones meteorológicas eran adversas. De hecho, parece ser que algunos pescadores de la zona les desaconsejaron adentrarse en el mar. Durante una semana, se rastreó la costa y el mar abierto, y no se halló ni una mancha de combustible, ni un salvavidas, ni un trozo del casco. Todo era muy extraño, porque en caso de accidente, normalmente se hallan restos del naufragio.

Así pues, surgieron todo tipo de teorías, algunas de ellas descabelladas. Se habló, incluso, de que podían haber sido asaltados por alguna embarcación 'pirata', que aquellos años surcaban el Mediterráneo y que ya habían protagonizado incidentes anteriores.

Lo cierto es que nunca más se supo nada del 'Orgía' y sus tripulantes. A la semana de comenzar la búsqueda, se desactivó el enorme operativo que se había puesto en marcha y sólo los familiares y algunos amigos siguieron buscándolos, ya con medios más limitados.

Cuando el caso ya había quedado cerrado, sin una explicación convincente del destino de los cuatro jóvenes, un 24 de noviembre de 1984 trascendió que Aurora, la esposa de Carlos Linares, había sido apuñalada de forma repetida por un desconocido en el garage de su casa de Palma. En total, según cuentan las crónica de la época, la mujer recibió trece cuchilladas y la providencial aparición de una señora, que la defendió, evitó un desenlace fatal.

Lo curioso es que nunca se supo quién era esa testigo que, milagrosamente, auxilió a Aurora. El caso se complicó todavía más cuando se conoció otro detalle inquietante: días antes del intento de asesinato, Manuela, esposa de Toni Torres, el dueño del 'Orgía', sufrió un aparatoso accidente de tráfico cuando iba en compañía de Aurora. ¿Casualidad?

Sea como fuere, cuarenta y tres años después de la desaparición del 'Orgía' son demasiadas las incógnitas que rodean aquel caso. Ni un rastro, aunque fuera mínimo, de la embarcación, y los posteriores sucesos con sus esposas han convertido este caso en uno de los más inquietantes que se recuerdan en Balears.

Tres semanas antes de la desaparición, Toni Torres definió a su velero como 'insumergible'. Lo mismo que dijeron del Titanic. Lo hizo en el transcurso de una frustrada jornada de pesca en la que hubo que buscar refugio en Portals Vells, porque el temporal no daba opción a imprudentes e innecesarias aventuras. «Si algún día me sorprende el temporal, me ataré en la cabina y navegaré al pairo. Si la ola vuelca la barca, sólo hay que esperar que se enderece sola».