Seis meses de cárcel por matar a tiros a la gata de su cuñada en Palma

El acusado deberá indemnizar a la propietaria del animal con 800 euros por daños morales

La gata 'Tigresa' tenía un perdigonazo en el cuello y otro en la cabeza.

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Un hombre que mató a tiros a la gata de su cuñada en Palma ha sido condenado a seis meses de cárcel. El enjuiciado deberá indemnizar a la propietaria del animal con 800 euros por daños morales. «El acusado a sabiendas de que la gata no estaba muerta, en lugar de prestarle auxilio veterinario, le disparó hasta en dos ocasiones con una escopeta de perdigones para que muriera», señala la jueza de lo Penal número 1.

Los hechos tuvieron lugar sobre las 12.00 horas del 7 de febrero de 2023 en el número 6 de la calle Palmer de Palma. El hombre vio cómo su perra ‘Perla’ y la gata de su cuñada ‘Tigresa’ se pelearon y el felino sufrió «lesiones de menor entidad», según recoge la sentencia. El acusado se dirigió a la mascota de su cuñada que se encontraba desvanecida en el suelo y sin posibilidad de huir y le disparó dos veces en la cabeza.

El informe de la necropsia realizada a la gata verificó que la causa de la muerte fue por un disparo en la zona craneal y que no se apreciaban fracturas ni heridas punzantes en la zona torácica ni abdominal. El acusado explicó en el juicio que la denunciante es la mujer de su hermanastro y que tenía poca relación por motivos familiares. Su perra se enzarzó en una pelea con la gata, que pensó que era callejero, y al verla agonizando le disparó dos veces con una escopeta de perdigones para que no sufriera.

La propietaria del animal relató que estaba en casa con su hija y cuando oyó dos tiros salió para ver lo que había pasado. La mujer recogió a la gata «con un hilillo de sangre, pero sin ninguna herida», y le dijo a su hija que se recuperaría. Añadió que su cuñado conocía a ‘Tigresa’ por la relación de vecindad entre su vivienda y la del acusado y que cuando le preguntó al hombre por lo ocurrido este le respondió:

-Un gato.

La jueza indica en el fallo que ha quedado acreditado que la gata, tras la pelea, «no tenía lesiones aparentes que pudieran llevar a pensar al acusado que estaba sufriendo una agonía y por tanto justificase que disparase dos tiros con una escopeta de perdigones ‘por compasión’».