El procesado, que ha declarado en último lugar, ha negado de manera tajante que su intención fuese la de estafar dicha cantidad que se le atribuye al perjudicado. «Gran parte de la deuda me la condonó de manera verbal, no documentamos nada, tras no fructificar una mediación para la explotación de un hotel. No cumplió su palabra en ese asunto. Sólo reconozco que le debo unos 119.000 euros, que estaba dispuesto a pagarle si no hubiese puesto la demanda en 2016. Él decidió llevar todo esto a juicio y aquí estamos», ha explicado. Y añadió que «me han ofrecido que me declare culpable antes de entrar aquí y rebajarme la pena y he dicho que no», zanjó.
El acusado ha admitido que le unió una relación no sólo empresarial sino personal con la víctima, que se «enfrío» cuando el yerno del perjudicado cogió las riendas de la sociedad. «Emití varios pagarés, con él el 99 por ciento de las veces lo hacíamos así, que ellos no presentaron para cobrar. Yo entiendo que eso no es estafar a nadie», recalcó. La víctima, octogenaria, no ha podido declarar a pesar de los intentos de la fiscal para que recordara la ocurrido. Quien sí ha dado detalles de lo sucedido ha sido el yerno del demandante.
Desde 2014 es el director general de la empresa perjudicada. Poco después de asumir el cargo descubrió decenas de pagarés impagados por Deyà. «Veía que nos debía dinero y mi suegro siempre me decía que él lo arreglaría, que eran amigos, pero el dinero nunca llegaba. Me reuní con Deyà y me reconoció la deuda y que la abonaría», pero dicha cantidad nunca llegó a las arcas de la empresa. El testigo ha admitido que su suegro se dejó llevar por la amistad y las promesas del procesado y que tras todo este asunto «hay una estrategia» del acusado.
Además de la deuda contraída por el suministro de servicios a las empresas gestionadas por Deyà, que ha recordado que llegó a «trabajar en 23 hoteles», la víctima le prestó 100.000 euros en metálico con el pretexto de que tenía que hacer frente a una serie de gastos e inversiones. El padre del administrador del apartahotel de Cala Bona no le devolvió el dinero.
Tras escuchar a las partes la representante del Ministerio Fiscal ha modificado sus conclusiones provisionales y ha elevado hasta los seis años su petición de prisión para Miquel Deyà Ripoll y el pago de una multa de 21.000 euros. Asimismo solicita que abone al perjudicado un total de 525.994 euros en concepto de la cantidad no abonada durante su relación comercial y de amistad. El juicio ha quedado visto para sentencia.
4 comentarios
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El Sr. Deya tiene un gran historial arruinando establecimientos hoteleros.
Ara veurem que hi diu la sentència, bon senyor! Me temo lo pitjor però vostè!
Por interés te quiero Andrés
Si se demuestra que es españolisto hay que eliminarlo. Al españolisto hay que erradicarlo por completo