El administrador del apartahotel, Miquel Deyà. | ALEX SEPULVEDA

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Giro de 180 grados en el caso del apartahotel okupado en Cala Bona. Los propietarios del complejo acusan a Miquel Deyà, el admistrador, de promover la okupación porque les debe 240.000 euros «y es un inquiokupa». Según ha podido saber Ultima Hora, el empresario había sido demandado y estaba inmerso en un proceso de desahucio, para que saliera del 'Sol y Mar'.

En el escrito remitido a este periódico, se indica que: «Ante las frecuentes noticias visualizadas sobre la ocupación del hotel de Cala Bona 'Sol y Mar', debo comunicar lo siguiente: Dicho hotel no es propiedad del actual explotador Marbel Can Pastilla S.L., que a la vez es un inquiokupa, debitándonos una importante cantidad de dinero, sino de mi empresa que es 'Apartamentos sol y Mar S.A.».

La carta, a continuación añade que «sospechosamente cuando se le ha reclamado formalmente la deuda, el actual explotador, que lejos de ser la verdadera víctima de la ocupación es un inquiokupa, reaparece con una ocupación sospechosa que coincide con la ocupación que ya pasó tiempo atrás, por parte de trabajadores a los cuales no abonaba sus trabajos y que utilizó para que nosotros abonásemos una cantidad como préstamo que tampoco nos ha devuelto».

Los propietarios destacan que la empresa «está viéndose perjudicada doblemente por unos okupas que no sabemos cómo han aparecido en nuestro hotel y una doble ocupación por parte del inquilino que como ya demostrado otras veces opta por no pagar y aprovecharse de nuestra buena fe. En la actualidad, la deuda que mantiene con nuestra empresa supera los 240.000 euros y que como ellos ya saben hemos iniciado el procedimiento para su reclamación y el desahucio correspondiente».

Además, manifiestan: «Que sospechamos que por su trayectoria con otros proveedores y otras empresas que disponía y según informaremos a la autoridad correspondiente, es su modus operandi para evitar abonar el importe que debita, utilizando también empresas pantallas, de las cuales ya informaremos en la correspondiente demanda».

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Por último, los dueños concluyen: «Que como ultimo comentario y por parte del señor Miguel Deyá vemos una campaña de victimización cuando esa empatía no la realiza con el verdadero propietario, que somos nosotros, al cual está dañando gravemente con su impago y al cual a través de otros medios no ha llegado noticias de que para entregar el hotel estaría dispuesto a recibir una cantidad como indemnización muy superior a la deuda que tiene contraída con nosotros, oferta que roza la extorsión, y por cuyo motivo nos estamos planteando si en vez de ser víctima es realmente un promotor de esta otra ocupación».

Miquel Deyà, por su parte, ha negado de forma categórica estás acusaciones y sostiene que no tiene nada que ver con lo ocurrido: «Llevo cinco días casi sin dormir, estoy fatal, y ahora llega esto. No entiendo nada».

Posteriormente, Deyà ha realizado unas declaraciones en el que sostiene que «no se da por esta parte credibilidad al comunicado (de la propiedad)» y que «nadie, ni a nivel personal ni a nivel profesional (abogados, asesores, etc...), ha recibido ningún tipo de notificación escrita o verbal de ningún tipo de acción judicial o demanda, de ningún cariz en contra de la empresa explotadora».

En otro punto de la misiva manifiestan que «el simple hecho de que se insinúe mínimamente una complicidad entre este administrador, que escribe este comunicado, y los tres okupas que siguen dentro, es no solo descabellada, si no que demuestra una miseria humana y moral inclasificable. Nuestra intención, lucha y convicción es seguir con la explotación del hotel».

En otro punto, apunta a que ellos «estamos protegiendo la propiedad». Por último, el abogado de Deyà manifestó que «aunque ahora la propiedad diga estas cosas sin fundamento, a quién realmente le puede beneficiar una okupación es la propiedad, porque así sacan a los inquilinos».