-¿Cuando le dijo que parara qué dijo él?- ha preguntado la fiscal a una chica que denunció a un joven por violarla en un hotel de Santa Ponça.
-Nada-ha respondido la denunciante, de 24 años y nacionalidad española, a través de una videoconferencia desde los juzgados de Durango, en Vizcaya.
¿Y no paró?
-No.
La víctima ha explicado este jueves ante el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma que se encontraba de vacaciones con cinco compañeras de la universidad y conoció al presunto agresor y a tres amigos, el 17 de junio de 2021, a través de la aplicación de citas Tinder. Los dos grupos quedaron por la noche en la playa de Santa Ponça y después, sobre la una de la madrugada, las jóvenes invitaron a los chicos a su hotel.
Una vez en el establecimiento, la perjudicada y el acusado, argentino de 27 años, estuvieron hablando y se dirigieron a una habitación donde mantuvieron relaciones sexuales consentidas en un principio. "Le pedí que parara varias veces y no paró", ha declarado la joven. "Me bloqueé y no encontré la manera de salir de esa situación". La chica ha relatado que al finalizar la agresión sexual denunciada se quedó tumbada en la cama llorando.
Una amiga de la joven, que ha declarado como testigo, ha recordado que la víctima le contó que empezó a tener relaciones sexuales con el procesado, "pero después se sintió incómoda y le dijo que parase, pero no lo hizo y siguió".
Otra chica que estuvo de vacaciones en Mallorca con la víctima ha contado que la vio mal, vistiéndose sentada en la cama, y le preguntó en euskera qué había pasado. "No supo contestarme, me dijo que estuviera tranquila y yo no comprendía nada". El acusado, según la testigo, comentó que se sentía muy mal porque "parecía que había hecho algo".
Una forense ha señalado que la exploración que realizó "era congruente y compatible" con lo que ella manifestó sobre el dolor que la joven sufrió durante las relaciones sexuales con el enjuiciado.
Versión del acusado
El joven, que ha declarado en último lugar en el juicio por petición de su defensa, ha comentado que las relaciones sexuales fueron consentidas. "En un momento dado interrumpió una amiga de ella para pedirnos preservativos, pero le dijimos que no teníamos y continuamos. En ningún momento me dijo que parara ni vi que empezara a llorar". El procesado ha recordado que la Guardia Civil de Calvià lo detuvo en octubre en el aeropuerto de Palma cuando se disponía a coger un avión para ir a trabajar a Andorra. Un juzgado de Palma le prohibió la entrada en España y lo dejó en libertad. A finales de ese año recuperó su documentación y se marchó a Argentina.
El acusado se encuentra en la cárcel desde que fue detenido en Argentina, el pasado mes de junio, después de que la Audiencia de Palma emitiera una orden de búsqueda y captura internacional porque no se presentó en el juicio que estaba señalado para mayo del año 2023. El Gobierno de España, tras el arresto del sospechoso, solicitó al país sudamericano la extradición del joven. El pasado 14 de junio, las autoridades argentinas lo entregaron en Madrid y la Audiencia Nacional decretó su ingreso en prisión preventiva.
La Fiscalía pide una condena de 10 años de cárcel para el hombre por un delito de agresión sexual y que indemnice a la víctima con 18.000 euros por las lesiones y el daño moral.
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Desde la condena a los "lanzaos" de la 'manada' de Pamplona, ya podemos esperar cualquier cosa. Cuando hagan una película sobre ese caso, Joaquín Leguina no tendrá edad para un papel secundario.
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