La Comandancia de la Guardia Civil en los años ochenta estaba en la calle General Riera, en Palma.

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En 1985, un yesero llamado Antonio Fernández, de 38 años, encañonó a un maestro de obras en un almacén de s'Illot. A continuación, apretó el gatillo de la escopeta de caza y alcanzó a Manuel Pérez Corraliza, de 39 años, en el pecho. El disparo fue mortal de necesidad. El hijo de la víctima, que por entonces tenía 14 años, fue testigo del dramático suceso. Años después anunció que iba a escribir un libro contando lo sucedido aquel fatídico viernes 12 de abril.

En 2010, Toni Pérez Ginard, hijo de la víctima, explicó a este periódico: «Soy una persona normal que sólo quiere ayudar a otras personas que hayan sufrido una situación similar, porque es importante que la gente sepa que después de una historia violenta siempre hay una salida. Me gustaría que se conociera mi historia para que personas que hayan vivido una situación similar a la mía sepan que siempre hay una luz de esperanza y hay que tener fuerzas para salir adelante».

Toni recordó que el trágico día, él, su padre, su madre y sus tres hermanos estaban en su domicilio de Cala Millor. «Mi padre era maestro de obras en ese tiempo, tenía una cuadrilla fija pero contrataba a distintas personas para trabajos de fontanería, electricidad, pintura y demás. Vino un hombre a casa y le dijo que necesitaba dinero. Mi padre le dijo que tenía que revisar los papeles que estaban en la oficina del almacén, en una finca de s'Illot, y hablar con el contable para informarse de la situación. Fue a la finca y yo lo acompañé, mientras que mi madre y mis hermanos se quedaron en casa», contó.

El yesero, al parecer, había trabajado para el maestro de obras y según su versión le adeudaban 50.000 pesetas. «El trabajador llegó después a la finca, mi padre estaba en la oficina y le dijo que no encontraba los papeles, que volviese más tarde para arreglarlo con el contable, pero al hombre no le gustó mucho. Mi padre insistió en que hasta que no terminara su trabajo no podía exigirle dinero alguno y que volviera más tarde para liquidarle el dinero», agregó Toni.

Toni Pérez Ginard, el hijo de la víctima, cuando 25 años después del crimen se decidió a escribir un libro sobre lo ocurrido.

Toni detalló que «el hombre se dio media vuelta, se despidió y dijo que vendría luego, pero unos instantes después oí unos pasos, apareció el hombre con una escopeta en las manos y le dijo a mi padre: 'o me pagas ahora o te mato', disparándole a continuación».

El hijo del fallecido salió a la carretera, paró un coche y fue al cuartel de la Guardia Civil para explicar lo ocurrido. El asesino se entregó poco después ante la Guardia Civil. «Después fue juzgado y condenado a 17 años de cárcel, pero a los nueve ya quedó en libertad», matizó Toni.

El funeral por Manuel Pérez se celebró el viernes en la iglesia de Artà y las crónica de la época recuerdan que «un gentío acudió a despedirlo y abarrotó el templo». El maestro de obras era una persona muy conocida y querida y su trágica muerte causó una gran conmoción en el Llevant. Han pasado casi 40 años, pero en Cala Millor y s'Illot muchos vecinos todavía recuerdan aquella tarde en la que el yesero quiso cobrar su deuda.