Imagen de tumbas y lápidas de un cementerio. | Alejandro Sepúlveda

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La Guardia Civil ha detenido a un hombre por una presunta agresión sexual a una mujer ebria en el cementerio de Porreres. El arrestado, de nacionalidad colombiana, conoció a la víctima, del mismo origen, a través de una aplicación de citas y quedaron para verse en persona el pasado domingo.

El individuo la recogió con el coche en su domicilio de Porreres y se dirigieron a comer a un restaurante de la zona de El Toro, en Calvià. A continuación, tomaron dos chupitos de aguardiente en el vehículo y fueron al cementerio en el que se produjo la supuesta agresión sexual denunciada, según han informado fuentes de la Guardia Civil a este periódico.

La mujer no recuerda nada de lo que ocurrió después de tomar los chupitos. En realidad, lo último que recuerda es estar en el interior del coche del sospechoso en un descampado y que un amigo le ayudaba a salir del vehículo. La víctima, según el testigo, se encontraba recostada en el asiento del copiloto con el pantalón vaquero desabrochado y el presunto agresor estaba desnudo.

«Ayuda»

Una amiga de la denunciante, según las mismas fuentes, recibió un mensaje suyo a las 19.18 horas que decía: «Llámame ya». La mujer le llamó llorando y le dijo que la necesitaba y que estaba en un cementerio. Su amiga le pidió que mandara la ubicación rápidamente y que fuera a Porreres. A las 21.30 le llamó para saber si había llegado a casa y la víctima le dijo que no. La notó con la voz adormilada, como drogada, según han explicado desde la Guardia Civil.

A las 21.49 horas le envió otro mensaje que ponía «ayuda» y otra ubicación. Era un camino de Porreres cercano al camposanto de la localidad. Un amigo de la perjudicada acudió con una amiga en coche al cementerio y la sacó del vehículo del agresor, a quien preguntó qué hacía en ese lugar desnudo. El hombre le respondió que no había hecho nada y que se estaban equivocando.

La mujer, según los testigos, se encontraba desorientada, con la mirada perdida. En el interior del coche había tres botellas, una de aguardiente y otras dos vacías de ginebra. Sus amigos la acompañaron a un centro hospitalario y durante el trayecto la víctima explicó que el hombre había abierto una botella de aguardiente que tenía espuma y no le pareció normal. La Guardia Civil abrió una investigación tras tener conocimiento de lo ocurrido y detuvo al hombre el pasado martes. La jueza en funciones de guardia de Manacor decretó ayer su puesta en libertad.