Algunos vecinos que forman parte del grupo posan para este periódico .  | Alejandro Sepúlveda

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«La idea es clara. Vigilar nuestras calles y casas entre todos. Si veis maleantes o algo que pueda ser peligroso para nosotros o nuestros niños, comunicarlo aquí. Nada de spam. Solo seguridad ciudadana de nuestro maravilloso pueblo». Así es el mensaje de bienvenida del grupo de Whatsapp ‘Vigilancia s’Aranjassa’, activo desde 2020 y que ya cuenta con la participación de más de cien vecinos.

Creado durante la pandemia, se ha ido consolidando con el paso de los años hasta convertirse en «una herramienta muy efectiva» para prevenir y solventar cualquier posible emergencia o suceso en la zona. Es el Whatsapp que todo lo ve. Cualquier integrante de ‘Vigilancia s’Aranjassa’, al que se entra por invitación de otro vecino, tiene la posibilidad de escribir un mensaje en el grupo alertando de algo que pueda suponer un peligro o que requiera de la ayuda del resto de personas que lo forman. El abanico de posibilidades es muy amplio y los motivos de avisos van desde mensajes por un perro extraviado hasta alertas por personas con actitudes sospechosas o directamente delictivas.

Al ser preguntados por ejemplos prácticos algunos de los vecinos de s’Aranjassa, reunidos en la plaza para atender a Ultima Hora, empiezan a relatar multitud de casos. En su mayoría son de prevención o temas menores pero otros, como uno de los más recientes, muestra la implicación que tienen en este grupo. «Ocurrió en una calle cercana a la plaza. Había una parcela en obras y llegó una furgoneta que nadie había visto antes. Empezó a cargar material de obra y algo de maquinaria ligera en la furgoneta. Un vecino que observó la escena pasó parte por el grupo. Rápidamente nos dimos cuenta de que se trataba de un robo. La gente se activó y lo encontramos en Sant Jordi. Le pedimos que devolviera todo lo robado    y así lo hizo», explica Toni Alves, ideólogo de este grupo.

‘Vigilancia s’Aranjassa’.

Le sigue el presidente de la Asociación de Vecinos de s’Aranjassa, Toni Server, que narra otro caso de éxito vecinal: «Durante los últimos meses se habían roto los cristales de algunos coches, entre los que había taxis, para robar. Tras informar en el grupo de lo ocurrido, el otro día encontramos a una de las personas involucradas en estos robos merodeando por la zona. Se le llamó la atención y se fue. Ya no ha vuelto».

Una vigilancia que, al parecer, habría creado cierto temor entre los delincuentes que durante los últimos meses apenas se dejan caer por la zona: «Al final lo que conseguimos es que se den cuenta de que estamos pendientes. Algunos ladrones ya saben que si intentan abrir un coche y los vemos, en cuestión de minutos tendrán a diez o a quince vecinos en la calle. Al final, si los malos saben que aquí lo tienen complicado porque hay cien vigilantes y dejan de venir. Parece una tontería, pero el saber que siempre hay alguien que te puede echar un cable, eso da tranquilidad», concluye Alves.

No siempre los sucesos son de carácter delictivo, como hace unas semanas que se incendió un poste eléctrico provocando un corte de luz. El grupo está atento ante cualquier tipo de emergencia: «En la zona hay algunos vecinos mayores. En caso de sufrir una caída o algo similar, cualquiera de nosotros se acerca y en un momento les ayuda. De no ser así, tienen que esperar mínimo veinte minutos que es lo que tarda en llegar la policía o una ambulancia», añade Server.

La situación geográfica del lugar, que se incluye en el término municipal de Palma pero que vive cierto aislamiento respecto a lo que uno entiende estrictamente como ciudad, es uno de los factores que los vecinos atribuyen a la continuidad de esta patrulla. Una situación que según ellos propicia «una falta de efectos policiales en la zona» que «no dan a basto» debido a la gran dimensión de territorio que tienen que abarcar. Sin embargo, destacan tener «buena relación» y «cierta coordinación» con las autoridades.

En s'Aranjassa la fraternidad vecinal que resultó tan característica en tiempos de pandemia no se ha desvanecido. El bienestar y la seguridad del vecino preocupa a cada uno de ellos como la propia y desde hace tiempo tienen decidido no mirar a otro lado cuando alguien de la zona sufre un problema: «En la sociedad actual reina el egoísmo. Entran a robar al vecino o algo similar y mientras no te toque a ti haces como que no pasa nada».