La comparecencia de Ramón Perpinyà levantó una gran expectación. | Julio Bastida

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Ramón Perpinyà, presidente de Emaya, acudió este lunes a la zona afectada tras la rotura de una cañería el pasado sábado en un solar en obras que provocó graves inundaciones en un párking y en el sótano del edificio colindante, en el número 3 de la calle Francesc Salvà i Pizà del Pont d'Inca. Tras entrevistarse con los vecinos y tratar de tranquilizarlos, Perpinyà atendió a los medios de comunicación allí presentes. En su intervención, el máximo responsable de la empresa municipal de aguas de Palma explicó que la rotura de una arteria de 500 milímetros de diámetro y con capacidad de bombeo de 500 litros por segundo, se rompió por culpa de un desplazamiento de tierra.

Para el edil palmesano y presidente de Emaya, todo apunta a que el problema se originó en una obra en construcción que, justo al paso de la tubería no tiene muro de contención. «Tenemos que ser muy prudentes a la hora de buscar culpables. Ahora mismo no hay nadie que pueda determinar con seguridad de quién es la responsabilidad de lo sucedido. Debemos esperar que sean los técnicos quienes realicen los pertinentes informes. Lo que tenemos claro es que la tubería dañada es de Emaya y que, la principal hipótesis de la rotura de la arteria es el movimiento de tierra originado por el agua», añade Perpinyà.

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Por su parte también negó la existencia de daños estructurales en los edificios afectados y anunció que en los próximos días los peritos y técnicos realizarán inspecciones en la zona afectada. «Lo que tenemos muy claro es que los vecinos no tienen ninguna culpa y que tienen que recuperar la parte económica que les corresponda. Nosotros vamos a colaborar con ellos, aportaremos informes y les ayudaremos a tramitar las solicitudes. Ahora ya es cuestión de seguros y peritos. Pagará el de Emaya o el de la constructora, pero alguien tendrá que hacerse cargo», añade.

Finalmente, el presidente de Emaya negó de forma tajante que se tardara más de cuatro horas en cortar el agua. «Es una arteria de gran tamaño y los vecinos vieron que cuando se cortó estuvo un buen rato aún saliendo agua. El vaciado de una tubería de ese diámetro no es fácil de vaciar», concluye.