El agua derribó la pared entre una obra en construcción y el aparcamiento comunitario. | Isaac Hernández

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Los vecinos de Pont d'Inca afectados por la inundación generada por la rotura de una cañería de agua potable han interpuesto una denuncia ante la Guardia Civil contra Emaya por los «incalculables» daños causados. A primera hora de la tarde de este domingo, una representación de los residentes han acudido hasta las dependencias de la Comandancia, ubicada en la calle Manuel Azaña de Palma, para realizar un denuncia sobre los hechos acontecidos el pasado sábado. «Hemos interpuesto una denuncia muy genérica que iremos ampliando a medida que nos lleguen los informes de los peritos de los seguros, documentación técnica de los arquitectos e ingenieros del Ajuntament de Marratxí y de los seguros privados», comenta Félix Linares, uno de los jóvenes afectados.

«Está previsto que durante la jornada de este lunes, Emaya se persone de nuevo en la zona afectada con sus técnicos y peritos para valorar los daños y, supuestamente, hacerse cargo de todo: coches, locales, garajes, trasteros etc... Uno de los responsables de la empresa reconoció delante de todos los vecinos que la culpa era suya. Confiamos en que Emaya cumpla su palabra y no intenten después lavarse las manos», comentan varios vecinos concentrados en el aparcamiento comunitario afectado la rotura de la tubería.

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Desolación, tristeza e impotencia es lo que sienten los vecinos tras la rotura de una cañería de Emaya en un solar en obras que provocó graves inundaciones en un párking y en el sótano del edificio colindante, en el número 3 de la calle Francesc Salvà i Pizà del Pont d'Inca, tratan de recuperarse después del duro golpe recibido. Uno de los residentes, muestra en un vídeo cómo quedó el interior de su vehículo tras achicar el agua y extraerla del habitáculo. Todo inutilizado y cuantiosos daños que están a la espera de conocer quién se hará cargo de los mismos. Mientras tanto, han perdido sus coches y objetos personales.

«Queremos denunciar públicamente la impotencia que sentimos en el momento del accidente. La rotura de la cañería se produjo sobre las ocho de la mañana y hasta pasadas las doce nadie cortó el agua. De hecho, el agua llegó en algunos momentos a superar los dos y tres metros de altura. La zona se convirtió en una auténtica piscina de dimensiones superiores a varios campos de fútbol», añaden los afectados. Por el momento, los técnicos municipales han autorizado a que los vecinos puedan seguir viviendo en sus casas sin riesgo al entender que las estructuras de los edificios no se han visto dañadas y que no existe peligro de derrumbe.