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Carlos Delgado ha sido el último de los 110 testigos que han declarado en el juicio. Estaba citado a la una menos cuarto pero, tan corta fue la declaración anterior, la del mítico abogado Laureano Arquero, que a las doce y cinco el tribunal tuvo que llamarle. Llegó rápido desde su despacho de abogados. Dijo lo que tenía que decir y, en un cuarto de hora estaba fuera. Su próxima citación en la Audiencia no será tan plácida, le aguarda el ‘caso Calanova’.

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Ángel Ávila, desmentido

Los dos últimos testigos del juicio tenían un objetivo: atacar la versión del empresario Ángel Ávila. Durante años culpó al Ajuntament de Calvià de complicidad con Cursach por cerrarle la discoteca Pachá que abrió en Son Caliu. Delgado estuvo a punto de ponerle una querella. Recordó que, durante cerca de un año los vecinos se movilizaban y denunciaban públicamente la situación. Culpaban al ayuntamiento, de ahí que la reacción municipal fuera rápida. Ávila avivó su versión en entrevistas durante años.

Un abogado nuevo

El tribunal mostró su extrañeza de inicio cuando el único representante de las acusaciones particulares era un abogado que hasta ahora no había aparecido en ninguna jornada del juicio. Para evitar problemas preguntó si todos los que ejercen la acusación tienen claras las sustituciones.