Imagen de la fachada de la Audiencia Provincial. | Archivo UH

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María Pilar Fullana es la abogada que defendió a la víctima de la agresión sexual en Mallorca que ahora ha visto estupefacta cómo sus agresores salían de la cárcel tras la entrada en vigor de la nueva ley de ‘solo sí es sí’. Asegura que está viviendo una situación terrible y no es capaz de describir con palabras la zozobra y la ansiedad que está sufriendo la víctima tras conocer la noticia de la excarcelación.

-¿Su defendida cómo se encuentra?
-Está hundida, pero no solo ella, sino toda la familia. Piense que en el juicio llegamos a un acuerdo con los agresores porque mi cliente no podía afrontar el juicio con ellos, no podía revivir ese momento. Estamos viviendo una situación terrorífica para la víctima.

-¿Entiende qué ha pasado?
-No, y además esto ha provocado que haya vuelto a revivir todo el proceso. No me puedo ni imaginar cómo lo debe de estar pasando en estos momentos.

-¿Le informó usted de la excarcelación?
-Sí y incluso para mí tener que hacer aquella llamada y explicarle qué había pasado me supuso un trauma. No se puede expresar la sensación e insisto: hay que pensar en lo mal que lo que está pasando la víctima, pero también todo su entorno, que también sufre.

-¿Cuánto tiempo llevaban en la cárcel?
-Llevaban dos años y un mes y deberían haber cumplido tres años.

-¿Cree que estas decisiones ayudan a que se cuestione más aún la Justicia?
-Los profesionales de la Justicia entendemos hasta cierto punto que derecho y Justicia no es lo mismo en muchas ocasiones, como en este caso concreto, pero para un particular resulta incomprensible ver estas situaciones. Las víctimas de estas agresiones y su entorno no están preparados para entender qué ha pasado y cómo es posible que salgan de la cárcel antes gracias a una ley.

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-Añade desconfianza, entonces.
-Sí. Se trata de temas muy delicados, que afectan muy intensamente a las personas, y al final el resultado es que hemos vivido un retroceso con respecto a lo que había.

-Supongo que a la ansiedad por la liberación se añade el temor a encontrarse con los agresores.
-Tienen una orden de alejamiento, pero ya hemos visto en demasiadas ocasiones cómo se gestionan, qué pasa con ellas y las consecuencias que pueden tener. Además, cabe la posibilidad de que haya un encuentro por azar y eso sería durísimo y terrible.

-¿Hay reparación posible?
-Ahora mismo ya están en la calle y eso ya no se cambia. La única reparación que cabe es que pidan perdón, que reconozcan que se han equivocado y arreglen la ley y que asuman responsabilidades políticas.

-¿Cree que la ley tiene grietas?
-Por supuesto. Ahora dicen que es el Supremo quien debe pronunciarse, pero hay grietas que deben arreglarse. De todas formas, insisto: por mucho que cambien la ley, los efectos negativos no se pueden cambiar. Si yo fuera la ministra de Igualdad, no dormiría al ver qué ha pasado.

-La ley también la aprobó el Congreso.
-Efectivamente. La ley superó trámites sin que nadie se diera cuenta; se aprobó en el Consejo de Ministros y en el Congreso de los Diputados y parece que aquí no ha pasado nada. No hay reparación posible porque ni siquiera se reconoce que haya habido un error. Es intolerable.

-¿Ha hablado con el juez que llevó el caso?
-Usted es la primera persona con la que hablo. No he querido hacer declaraciones hasta ahora, pero cuando he visto cómo se desarrollaban los hechos, he creído conveniente hablar y expresar el dolor de la familia, que está muy enfadada y afectada. Lo más importante en estos casos son las víctimas y aquí se les ha olvidado totalmente.