Cursach, a su llegada este viernes a la Audiencia para otra sesión más del juicio. | Alejandro Sepúlveda

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«Se me instigó para modificar un atestado para beneficiar al Megapark». El actual jefe de la Patrulla Verde de la Policía Local de Palma ratificó este viernes en el juicio que el intendente del cuerpo, Joan Mut, le llamó a una reunión junto con el ‘número dos’ de Cursach, Bartolomé Sbert tras la ejecución de un precinto en este local y en el Megapark. La declaración del testigo, sin embargo, también tuvo zonas grises. La primera es que nunca fue perseguido con denuncias judiciales por parte del Grupo Cursach a raíz de esta actuación, uno de los datos de sus primeras declaraciones. El suboficial admitió que fue al juzgado en varias ocasiones pero como testigo para declarar en una investigación por un delito de desobediencia precisamente contra la empresa. Aunque nunca fue denunciado intentó justificarse: «Cada vez que íbamos como testigos su abogado iba a por nosotros, nos llegó a decir que habíamos falseado los informes y por eso yo interpretaba que nos había denunciado».

La Fiscalía interrogó al agente sobre esa intervención conjunta en Megapark y el local que estaba al lado, el Don Quixote. Ambos tenían denuncias y una orden judicial para que se controlara su actividad. Sin embargo, una medida cautelarísima de un juzgado de lo Contencioso autorizaba al segundo a poner música. Cuando los agentes fueron, se les mostró ese documento. «Era una actuación muy compleja porque había dos locales, dos incumplimientos y distintos autos judiciales. La intervenció fue un viernes y, al lunes siguiente los agentes fueron citados para reunrse con Mut y el jefe de la Patrulla Verde, Gabriel Torres. De los tres que asistieron, uno sostiene que fue una reunión normal y los otros dos, los dos hermanos, lo contrario. El que declaró ayer lo contó así: «Nos vinieron a decir que habíamos hecho mal el trabajo y que querían protegernos en cientra manera, que teníamos que modificar acta y atestado». Aclaró que les pidieron que rectificaran que el Magapark reproducía música. «¿No era así?» preguntó el fiscal. «No era cierto, la música salía de Don Quixote pero volaba sobre el Mega. Era una manera de eludir una orden judicial».

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Después de esta reunión, fue llamado de nuevo por Mut y, en el despacho estaba Sbert. «Me dijo que si no cambiábamos el acta nos denunciaría», algo que no ocurrió. «¿Por qué no denunció entonces?», le preguntó el fiscal y más tarde la defensa de Mut. «Tuve miedo, no tenía pruebas y era mi palabra contra la de dos personas». El testigo fue interrogado en repetidas ocasiones por su relación con el fiscal Miguel Ángel Subirán y con la ex edil de Seguretat, Angélica Pastor. Aseguró que era un trato profesional con ambos. Admitió que estaba en un chat con el fiscal pero negó que en él se comentaran aspectos de la causa. «Durante un par de años pudimos salir dos o tres veces a cenar», respondió sobre el fiscal.

También fue interrogado sobre por qué le dio la edil permiso para llevar armas del cuartel 24 horas cuando se negó en varias ocasiones el jefe Mut. El episodio más sorpendente de la sesión tiene que ver con un mensaje del testigo a Subirán para que tuviera cuidado por una publicación en la sección Tinta Roja de este diario. Subirán, según el testigo, se puso muy nervioso y creyó que era amenazado. Él dice que se lo negó. Fue llamado a declarar ante la Policía Nacional para declarar al respecto. Al día siguiente el fiscal aludió en la Audiencia a esas amenazas para asegurar la prisión de uno de los acusados.