La declaración del testigo se ha prolongado durante más de cinco horas.

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El primer testigo del juicio que cuenta algo parecido a algún delito también pincha en hueso. El policía local Juan Miguel Gómez acusó al jefe de la Patrulla Verde, Gabriel Torres, de alertar al director de Tito’s de una inspección de aforo y manifestó que sus mandos inmediatos le presionaron para cambiar un acta de clausura de un local de Cursach, el Don Quijote.

Sin embargo, una serie de imprecisiones y suposiciones del testigo, sobre todo en torno a este segundo de los hechos quitó peso a su declaración. El fiscal Tomás Herranz, al finalizar la sesión valoró en sala: «La prueba que tiene la acusación pública con el testimonio de esta persona es nula (sobre la sanción). El ministerio fiscal lamenta que haya creado la confusión durante la fase de instrucción de que el testigo estaba siendo perseguido cuando no hay un dato de que eso haya sucedido».

La otra declaración prevista para la sesión del día, la del hermano de este agente, también policía local, se pospuso para el viernes por falta de tiempo.

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En cinco horas de declaración, Gómez aseguró que la orden de que la Patrulla Verde diera aviso cada vez que iba a Platja de Palma era para «preavisar». «He tenido experiencias. No lo puedo certificar, eran apreciaciones mías de lo que había vivido», dijo. También en base a apreciaciones justifica el segundo episodio. En junio de 2007 la Patrulla Verde tenía orden judicial para llevar a cabo unos controles en Megapark y el Quixote.

Según el testigo, cuando fueron detectaron que incumplían una orden de precinto e hicieron un acta. «El lunes nos llamaron, empezó Biel Torres e intentaba que cambiáramos las actas». Más tarde el jefe de la Policía, Joan Mut hizo lo mismo. «Nos negamos en rotundo». El testigo, sin embargo, no recordaba en qué consistían esos cambios en el acta. «Nos decían que era para protegernos». Su suposición es que era para allanar el camino a un recurso de Cursach porque nunca antes le habían pedido cambiar un documento. «Las suposiciones son peores que las falsedades», le advirtió el tribunal y la declaración terminó con una situación más polémica.

Los policías fueron denunciados penalmente por el Grupo Cursach, un detalle que no recordaba el testigo. En esa causa, según sostiene la defensa de Sbert reconoció que, en realidad no había motivos para la clausura del Don Quixote. El tribunal tiene que decidir si admite esos documentos que para el fiscal son innecesarios. «No ha declarado nada».

La inspección de aforo a Tito’s tuvo lugar en abril de 2015. El testigo afirma que entró en la discoteca con el jefe de la Patrulla Verde y que les llevaron a un cuarto. «Me pareció una encerrona». En ese momento, según su verión el local estaba vacío porque acababa de abrir. Según dice, Biel Torres le dijo al director de Tito’s: «Hay dos maneras de hacer las cosas, una la que ustedes se merecen, que es decir que vendremos a las tres de la madrugada y la otra es venir sin avisar». Para el testigo la intención era hacer un favor ya que no se hizo lo mismo en otra inspección. Las defensas sostienen que era una medida preventiva para evitar un exceso de aforo esa noche. «Esto ya lo valoraremos en su momento», zanjó el fiscal.